“Antes del caso Nóos tuvieron una infancia feliz”. Comienza así un relato que bien podría formar parte de una de las novelas que escribe con enorme éxito Pilar Eyre. La periodista relataba en las páginas de la revista Lecturas el enorme cambio que vivieron los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin cuando estalló el caso Nóos. La que parecía ser la familia más perfecta y feliz del planeta pasaba a vivir bajo la mirada público y el yugo de la acusación del exduque. “Yo los he visto en bicicleta por Barcelona, Iñaki llevando a su hija en la barra y los tres chicos detrás. También a la salida del colegio (el mismo al que iba mi hijo), en el parque... Precisamente, en el parque Santa Amelia, veía cómo se iluminaba el rostro de la infanta cuando aparecía su marido a media tarde para buscarlos...”.
La vida de Juan, Miguel, Pablo e Irene dio un vuelco radical en cuanto su padre se convirtió en el centro de todas las críticas. Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina se veían forzados a abandonar Barcelona, donde vivían tan bien, para comenzar una estancia más anónima en Washington. No fue del gusto de los pequeños, claro. “Las fiestas de cumpleaños con payasos, magos, karaokes, eran muy populares, la casa de Pedralbes siempre estaba llena de niños, si era verano se bañaban en la piscina, si era invierno estaban en la sala de cine... Pero cuando estalló el caso Nóos todo cambió”.
La vida de los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin
“Iñaki iba con sus dos hijos mayores cuando entró en la panadería del paseo Bonanova donde gritaron “cuidado con los bolsos”. En las reuniones de padres en el colegio también se dieron situaciones incómodas y al final los niños dejaron de salir a la calle para que no los increparan, no los periodistas, sino los ciudadanos corrientes”. Pilar Eyre relata con precisión cómo fue el instante en el que la familia Urdangarin Borbón cayó en desgracia. Todo antes de que la infanta tuviese que sentarse en el banquillo y el exjugador de balonmano terminase condenado a prisión.
“Por desesperación, para evitar problemas, decidieron irse a Washington, pero en el colegio francés al que acudían también había españoles y les hicieron bullying, hasta el punto de que los niños necesitaron ayuda profesional”, explica Eyre en las páginas de nuestra revista. “Miguel y Juan se parecen a su madre, son introvertidos, recelosos y muy sensibles. Pablo e Irene son como su padre, alegres y desahogados”.
La estancia en Washington no fue nada agradable. Tampoco los meses que llegaron después. Han tenido que pasar muchos años, una separación y una condena para que, poco a poco, tanto la infanta Cristina como sus hijos recuperen la paz que habían dejado. Incluso la reina Letizia ha accedido en los últimos tiempos a dejarse ver junto a su cuñada. Sí, en instantes en los que la obligación manda, pero juntas al fin y al cabo.