Hoy, 5 de septiembre, por fin ha salido a la venta 'De Cayetana a Cayetano', un libro autobiográfico en el que el duque de Arjona relata las luces y sombras de una vida no demasiado fácil pero con infinidad de historias hasta ahora ocultas.
Después de su fugaz romance con la infanta Elena, su coqueteo con las drogas o su supuesta boda con Mar Flores en Kenia, Cayetano también le da unas lineas a la Reina Letizia. A diferencia de lo que todos creíamos, doña Letizia y Cayetana De Alba se conocieron antes de su boda con don Felipe en mayo de 2004 y es que como ya se comentó por aquel entonces, los aristócratas no aceptaban de buen gusto a la periodista.
Así lo cuenta Cayetano Martínez de Irujo en este libro tan polémico. El duque de Arjona revela un episodio hasta ahora desconocido por todos, una cena que reunió a la familia Borbón y a los Alba en el palacio de Liria en diciembre de 2003.
"Los círculos monárquicos más acérrimos y la nobleza tradicional no acababan de entender la elección de esposa del heredero. Ante ese desconcierto, desde la Casa Real se solicitó el apoyo de mi madre, la aristócrata de mayor influencia y siempre fiel al rey y a la Corona. La reina Sofía la llamó para pedirle que organizase una cena familiar y presentarle a la futura princesa de Asturias", narra Cayetano en sus memorias.
Y así fue. Unos días antes de la Navidad de 2003, Liria se engalanó para recibir a la familia real al completo. "Me fueron saludando sin protocolo alguno, de manera muy coloquial, con dos besos", explica. Los últimos en llegar fueron Felipe y Letizia, esta última a diferencia de las infantas le ofreció su mano "por supuesto la besé con un gesto comedido, como de reverencia. Algo que no estoy acostumbrado a hacer", asegura el hijo de la duquesa haciendo hincapié en el saludo altivo de Letizia.
El duque sentencia este capítulo recordando la 'no-opinión' de su madre sobre la nueva integrante de la familia real: "La opinión de mi madre sobre la futura princesa de Asturias se fue con ella a la tumba. Y Cayetana de Alba, una vez más, cumplió fielmente el encargo real y apoyó a muerte el noviazgo del heredero. Con la monarquía no dudaba jamás".