Carlos Felipe y Sofía de Suecia: nueve años de incomprensión, escándalos y feroces críticas

El apuesto hijo del rey de los suecos recibió fuertes críticas de su familia por enamorarse de una plebeya que, en su opinión, tenía un pasado poco ejemplar

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Los príncipe Carlos Felipe y Sofia de Suecia
Gtres

Pocos tiraron cohetes en la familia de Carlos Felipe de Suecia cuando este apuesto príncipe compartió con ellos su intención de casarse con Sofia Hellqvist. Y ya no solo por el hecho de que por las venas de esa muchacha no corriera sangre azul, sino también, o más bien sobre todo, porque en su opinión poseía un pasado muy poco ejemplar. Nacida en Danderyd en 1984, Sofia es hija de una directora de marketing sueca y un asesor de empleo. Tras hacer un curso de arte en Vansbro, la joven aprovechó su belleza natural para forjarse una carrera como modelo. Carrera que, entre otras cosas, la llevó a protagonizar para la revista masculina 'Slitz' una sesión de fotos en la que aparecía con una boa constrictor alrededor del torso.

Aquella erótica sesión le valió a Sofia una votación de los lectores y, finalmente, su participación en el reality show 'Hotel Paradise', precursor de 'Love Island'. Aunque finalmente abandonó su carrera en el mundo del espectáculo para vivir en Nueva York, donde en 2005 se matriculó en un programa de contabilidad. En esa misma época trabajó como instructora de yoga mientras se especializaba en desarrollo empresarial. Y fue en verano de 2010 cuando la casa real sueca confirmó su romance con el hermano de la princesa heredera Victoria de Suecia. Al año siguiente se anunció que Carlos Felipe y su novia se habían ido a vivir juntos a un apartamento en Djurgården, isla de Estocolmo en la que todavía hoy siguen residiendo.

A raíz de anunciar su compromiso con la sueca, Carlos Felipe recibió duras críticas por parte de sus familiares. Y eso que pocos de ellos tenían realmente autoridad moral para censurar su relación sentimental. Empezando por su padre el rey Carlos Gustavo, que también contrajo matrimonio en su día con una plebeya, Silvia Sommerlath. Se conocieron en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, donde la hoy reina sueca trabajaba como azafata de vuelo. Con el tiempo serían muy comentados tanto el pasado del padre de Silvia —un señor que fue miembro del partido nazi alemán NSDAP y se forró gracias a confiscar la empresa de un millonario judío berlinés— como las continuas infidelidades de su mujeriego esposo.

Una boda por todo lo alto

Al final, a los reyes no les quedó más remedio que aceptar la relación de su hijo y Sofía, quienes celebraron su boda un soleado 13 de junio de 2015, en la capilla real del palacio de Estocolmo. La ceremonia contó con la presencia de algunos representantes de los miembros más jóvenes de las casas reales europeas, como Federico y Mary de Dinamarca, y el banquete estuvo amenizado por el conocido DJ sueco Avicci, fallecido en abril de 2018.

Aquel día, la feliz novia llevó puesto un vestido de seda diseñado por la sueca Ida Sjöstedt. También lució una tiara de diamantes y esmeraldas, regalo de sus suegros, que luego se seguiría poniendo en la mayoría de sus eventos de gala. El hecho de que en los siguientes años la princesa apenas haya utilizado otras tiaras del espectacular joyero de la casa real de Bernadotte llevó a que empezaran a circular todo tipo de especulaciones.

"Sofia es querida y respetada por la familia real", apuntó al respecto un periodista sueco. "Al principio sí es cierto que no la recibieron con las manos abiertas por su polémico pasado, pero ahora es una más, por lo que esta cuestión de la tiara nos tiene un tanto desconcertados. Puede que sea la propia Sofía la que elija una y otra vez su diadema nupcial pero... ¿por qué hacerlo teniendo tantas a su disposición?".

Aceptados por el pueblo

La princesa, que tiene tres hijos con su marido (Alejandro Erik, Gabriel Carlos y Julian), lleva años involucrada en obras solidarias y está bastante comprometida con la lucha contra el acoso, quizás, porque ella fue la primera que lo sufrió. Aunque las malas lenguas señalan que precisamente se construyó esa imagen solidaria para hacerse con el apoyo popular de los suecos, que en su mayoría se muestran hoy a favor de la monarquía —según una encuesta del diario 'Aftonbladet', casi el 50% confía en la familia real—.

Cuando en 2019 el rey Carlos Gustavo decidió excluir de la casa del rey tanto a los tres niños de la pareja como a los retoños de su también hija la princesa Magdalena, el príncipe Carlos Felipe valoró positivamente su decisión, argumentando que, de esta forma, las criaturitas "tendrán más libertad para elegir en la vida. Conservarán sus títulos de príncipes y sus ducados, Södermanland y Dalarna, que valoramos y de los que estamos orgullosos. Nuestra familia tiene fuertes vínculos con ambos paisajes y mantenemos nuestro compromiso con ellos"