Un día después de que la infanta Sofía cumpliera sus 13 años, la familia Borbón vuelve a celebrar una fecha muy especial. En esta ocasión Miguel Urdangarin alcanza la mayoría de edad, un cumpleaños más marcado por la situación de confinamiento a la que se somete Europa.
Desde Ginebra y junto a su madre y su hermana pequeña Irene, el tercer hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin sopla sus 18 velas en el que probablemente sea su cumpleaños más peculiar. Tal y como le pasaba ayer a la hermana de la princesa Leonor, el joven no podrá disfrutar de una celebración más allá de las inmediaciones de su actual residencia.
Miguel está a punto de dejar atrás su niñez para afrontar una nueva vida: su etapa universitaria. Además, su cambio físico también es notable, que se suma a la adquisición de un estilo propio de lo más favorecedor.
Por el momento se desconoce los planes de estudios por los que se decantará el ahijado del rey Felipe. Lejos de sus hermanos mayores, Pablo Nicolás y Juan -que actualmente viven en Francia y en Madrid-, es probable que el joven opte por salir al extranjero a continuar su formación.
Sin embargo, Miguel se convertía en el mayor apoyo de su madre desde que Iñaki Urdangarin entró en la cárcel. Desde entonces se ha convertido en la compañía inseparable de la infanta Cristina, por lo que es posible que su elección no quede demasiado lejos de Ginebra.
Con una vida pública muy limitada, fueron las pasadas Navidades cuando pudo verse a Miguel junto a sus hermanos en Vitoria, lugar donde reside su familia paterna. Allí su padre disfrutó de su primer permiso penitenciario, por lo que se convirtieron en unos días muy especiales. Unos meses antes, en agosto, el joven también acompañaba a su madre en la visita al rey Juan Carlos al hospital tras ser operado.
Como dato curioso, a partir de hoy Miguel pierde el derecho a tener un escolta asignado, así que de los tres a seis policías que trabajan en Ginebra en labores de seguridad de los Urdangarin de Borbón perderán a un miembro del equipo, que podrá volver a España de manera definitiva