“Muy sano todo”. Al propietario de Albufera, el restaurante en El Palmar, que la Familia Real escogió para recuperar fuerzas durante su viaje —sorpresa y exprés— a Catarroja (Valencia), le sorprendió que, además de elegir productos de la zona, Letizia, su marido y sus dos hijas optaran por platos altamente nutritivos y muy saludables.
Lo cierto es que todo el que conozca un poco las preferencias culinarias de la Reina no se llevaría a sorpresas cuando esta repasó la carta y escogió las opciones más equilibradas.
Letizia escogió el ‘caviar’ rojo de la huerta
¿Y cuáles fueron estas? Para empezar, tal y como asegura el propietario del local, “un tomatito del Perelló”, apodado como el ‘caviar de la huerta del parque de la Albufera’. Todo aquel que se queja de que los tomates de ahora no tienen el sabor de los de antes, deberían darse una vueltecita por el Levante español, que aún ofrece un producto de auténtico lujo con un sabor único.
Los Reyes y sus hijas disfrutaron de este entrante, preparado de manera tradicional, con su poquito de aceite de oliva y sal, para no restar un ápice de protagonismo a la exquisita materia prima. En casa de Felipe y Letizia siempre se ha abogado por un consumo extra de frutas y verduras. Y es que la consorte está muy concienciada con la importancia de una buena alimentación, algo que ha trasladado a los centros de enseñanza de sus hijas, animando a las respectivas cantinas a que introdujeran platos con un mejor valor nutricional.
Esta ensalada de tomate, que se prepara en un momento y resulta un entrante perfecto para cualquier época del año (sí, también para Navidad); precedió al gran plato estrella de la comida. Y estando en Valencia, este no podía ser otro que una paella tradicional valenciana.
Paella tradicional para irse con el mejor sabor de boca de Valencia
Versiones hay muchas, pero solo una es la aceptada. Si uno quiere replicar en casa el plato valenciano que comieron Letizia, Leonor, Sofía y Felipe, necesita unos ingredientes muy concretos. Lo primero de todo, el arroz, fundamental en una paella, después algo de carne de pollo o conejo; a continuación, verduras como la bajoqueta (un tipo de judía verde) y el tomate, para acabar con una legumbre que no todos conocen, el garrofón, que aporta una textura única. Además de los consabidos pimentón y azafrán.
En ‘La hora de la 1’, el propietario del restaurante Albufera ha destacado el comportamiento humilde del que la Familia Real hizo gala desde antes de pisar su negocio. “Nos llegó una reserva para cuatro personas a nombre de, supongo, que sería algún escolta o algo”. De esta manera, Felipe evitaba el trato preferencial que, si hubiera dado su verdadero nombre, muy probablemente le habrían concedido.
Y es que los Reyes no deseaban que se hiciera ninguna distinción con ellos y querían ser tratados como comensales normales. “Se les invitó a un comedor privado, pero en ningún caso lo aceptaron. Ellos querían estar con la gente”. Durante lo que duró la comida, el monarca y su mujer se interesaron por cómo habían vivido lo sucedido y cómo la DANA había transformado no solo su negocio, sino, también, el tejido empresarial de la comunidad.
Una visita sorpresa y fuera de agenda para mostrar la realidad valenciana a Leonor y Sofía
“Cuando ves a Sus Majestades entrar con la princesa y la infanta, te quedas sin palabras. Un orgullo que hayan venido aquí de visita a Valencia, a interesarse por los afectados y por los negocios. La gente reaccionó sorprendida, aunque la mayoría no se enteró hasta que terminaron de comer y se levantaron”, recuerda con ilusión.
En este viaje a Catarroja, que estaba fuera de su agenda institucional y que fue realizado por su propia cuenta aprovechando las vacaciones de sus dos hijas, era de gran importancia para Letizia y Felipe. Los Reyes deseaban mostrar a sus dos hijas, que aún no habían podido pisar la zona afectada, cómo había sido la situación y demostrar al pueblo que la monarquía siempre está a su servicio. Y no al revés.
Todos se mostraron comprensivos y ambles. Escucharon atentamente y sin rastro de la tensión que se provocó en la primera visita a Paiporta. La voz corrió entre los vecinos que salieron de sus casas para charlar con los monarcas y contarles sus historias. Estos, bien dispuestos y atentos, las escucharon sin perder detalle. Y Leonor, para ser una buena reina el día de mañana, seguro que tomó buena cuenta de todo.