Si hay una persona estricta dentro de la familia real británica esa es Isabel II. La reina lleva décadas en el trono y desde entonces siempre ha dictado unas normas que no quiere que nadie rompa. Y si alguien se las salta, tiene que asumir las consecuencias. Entre esas reglas hay una a la que Isabel II le da especial importancia, y dice así: “No quejarse nunca, jamás explicar nada y hablar en público solo en contadas ocasiones”. Esto es algo que la reina recuerda constantemente a todos los que forman parte de su familia y cada vez que llega un nuevo miembro, se encarga de que esta norma quede bien clara.
Pero Harry y Meghan han hecho oídos sordos al protagonizar el documental que grabaron durante su viaje a Sudáfrica y en el que según la norma de la abuela de él, han hablado más de la cuenta. Han revelado cómo se sienten, cómo es su relación con otros miembros de la familia y algunos de sus momentos más difíciles. Algo que no ha sentado bien en Buckingham Palace y por lo que les ha caído una gran reprimenda. Es cierto que otros miembros de la familia como Kate Middleton o el príncipe Guillermo han hablado en alguna ocasión de aspectos personales como su faceta de padres. Pero siempre lo han hecho en un marco profesional y no en un documental que no forma parte de ningún acto oficial ni nada por el estilo.
Un consejero de la casa real británica ha asegurado que los duques de Sussex tienen una clara intención de modernizar la monarquía y de demostrar que los miembros de la realeza pueden ser cercanos. Pero la reina Isabel II no quiere tomar este camino y quiere que las cosas se mantengan tal y como ella lo ha hecho siempre. Con seriedad, discreción y profesionalidad. De ahí que haya decidido echar una gran bronca a su nieto y a su mujer.