Ha pasado justo un año desde que la casa real británica viera como sus cimientos se resquebrajaban. Mientras en España todos los medios del corazón se centraban en la muerte de la infanta Pilar, sobre las 19:00 horas del 8 de enero de 2020 saltaba la noticia: Meghan Markle y el príncipe Harry anunciaban a través de un comunicado en su cuenta de Instagram su intención de dejar de ser miembros ‘senior’ de la familia real y trabajar para ser financieramente independientes.
Una noticia que llegaba como una bomba para desestabilizar a la familia real tan solo un día después de que el príncipe Harry y Meghan Markle volvieran a presidir un acto oficial en Londres tras su larga estancia de Canadá. Un deseo que hacían público, además, sin haberlo hablado con la reina Isabel II y sin que nadie de Buckingham se imaginara lo que estaba a punto de suceder.
“Tenemos la intención de dar un paso atrás como miembros 'senior' de la familia real, y trabajar para ser financieramente independientes, sin dejar de apoyar plenamente a Su Majestad la Reina. Es con su aliento, particularmente en los últimos años, que nos sentimos preparados para hacer este ajuste”, aseguraba un comunicado con el que daba comienzo el Megxit, que finalmente dio comienzo el 31 de marzo de 2020.
Meghan Markle y el príncipe Harry, un día antes de anunciar su intención de dejar la familia real
Un año después de este anuncio, Meghan Markle y el príncipe Harry tienen ante ellos un futuro incierto. Los duques de Sussex están a punto de renegociar con la reina Isabel II las condiciones del Megxit. Un trato que no podrán hablar en persona debido a las nuevas restricciones sanitarias que se han impuesto en Reino Unido. Aunque finalmente estaba previsto que el hermano del príncipe Guillermo volara a Londres, algo que finalmente no va a hacer.
La pandemia tampoco ha sentado bien a los duques de Sussex, quienes han tenido que aplazar todos sus grandes proyectos para capitalizar su fama mundial. Ante ellos, se abre paso un 2021 en el que han prometido una mayor exposición pública en la que ya han comenzado a trabajar. Los duques de Sussex han firmado contratos millonarios con Spotify y Netflix, además de haber empezado a trabajar con la fundación Archewell, que tiene ese nombre en honor a su hijo, Archie Harrison. La exactriz también ha realizado inversiones privadas.
Unos negocios alejados de la familia real británica que acaban de empezar y podrían poner en riesgo su relación con la familia real británica, que podría no ver con muy buenos ojos su actividad fuera de la casa real. Un futuro lejos de Reino Unido que, 12 meses después de anunciar su intención de irse, todavía no han terminado de definir.