Las críticas hacia el hermetismo con el que Meghan Markle trata todo lo relacionado con su hijo han sido numerosas. Si bien no hubo un posado a la salida del hospital tras el nacimiento de Archie, mucho más extrañó que el bautizo del recién nacido se convirtiera en un evento privado con 25 invitados, pero por si esto fuera poco, todo se ha acentuado al saber que no conoceremos a los padrinos del pequeño.
"Fue muy, muy discreto. Ni siquiera hubieras sabido que estaba pasando", confesaban desde la Casa Real inglesa a la revista People.
La decisión es de la exactriz, quien quiere mantener a su hijo lo más alejado posible del foco mediático. Algo muy complicado perteneciendo a la familia real británica, una de las casas reales más conocidas y populares del mundo.
Tal es su obsesión que ha decidido que ningún miembro de la familia real forme parte de los 8 padrinos de Archie: "Son amigos, personas anónimas, no celebridades o figuras públicas", aseguraba la misma fuente. Al parecer, hombre y una mujer pidieron expresamente a través de un comunicado que no se hiciera pública su identidad.
Todo se ha hecho "para proteger a los padrinos de la inevitable presión mediática a la que iban a ser expuestos". Es decir, para evitar que la prensa les persiguiera hasta conocer cómo, cuando y por qué conocieron a los duques de Sussex y cómo se sienten al ser padrinos del pequeño príncipe.