Máxima y Beatriz de Holanda; suegra y nuera juntas en los Premios Príncipe Bernhard

La esposa del monarca Guillermo los holandeses ha apostado de nuevo por un look monocromático, esta vez con el acabado predilecto de Melania Trump

Actualizado a 4 de noviembre de 2019, 19:56

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No cabe duda de que Máxima es una de las reinas europeas más queridas y admiradas, no solo en su país, sino en el mundo entero. Pero si hay alguien importante a la hora de ganarse su aprecio, esa es, sin duda, su suegra Beatriz de Holanda, monarca de los Países Bajos hasta su abdicación el 30 de abril de 2013.

Desde hace ya seis años, con los papeles de reina y princesa intercambiados -la exmonarca retomó el título de princesa de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld al cederle a su hijo Guillermo el trono-, suegra y nuera mantienen una estupenda relación que continúan demostrando en los ya escasos actos públicos a los que acuden juntas.

Hoy lunes ambas royals han presenciado los Premios Príncipe Bernhard, reconocimiento que condecora la labor de una persona o institución de los Países Bajos y que otorga los medios necesarios para poner en marcha un proyecto de cultura, naturaleza o ciencia. Beatriz de Holanda ha sustituido a su hijo como acompañante de Máxima, una ocasión perfecta para estrechar lazos y dejarse ver juntas en público.

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Para cita, en las que la reina se convierte en clara protagonista al presentar el galardón, la esposa del soberano holandés ha escogido de nuevo un look monocromático (con cartera de mano y zapatos incluidos), ta y como hemos visto en sus últimas apariciones. En esta ocasión ha apostado por el rosa empolvado en una elección que, además de estilizar su figura, le aporta un toque extra de elegancia.

Formado por blusa y falda de corte midi, el estilismo de Máxima ha copiado un truco de estilo muy utilizado por las primeras damas, un lazo a modo de cierre del cuello de la blusa que actuaba a modo de colgante volviendo prescindibles el resto de accesorios. Las mangas abullonadas del cuerpo iban rematadas en un puño cilíndrico a modo de decoración de la prenda semitransparente de la monarca de los holandeses. También en rosa empolvado, la falda ha aportado el toque original al look gracias a unos abalorios bordados que se entrecruzaban.

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Por su parte, Beatriz de Holanda ha escogido un vestido estampado en tonos azules que ha combinado con una gran capa que ha utilizado para abrigarse durante el tiempo que han permanecido fuera del edificio. La princesa también ha optado por una cartera de mano y, en su caso, unos tacones de menos altura que los de su nuera.

Una vez más, y sin sus característicos tocados o pamelas, Máxima reivindica el papel de royal más entusiasta a la hora de escoger sus estilismos. Esta vez sin accesorios demasiado llamativos, la monarca puso el broche de oro con sus zapatos: un modelo con el que, al estar realizado en color nude y con detalles de purpurina, la reina se convirtió en una auténtica Cenicienta del siglo XXI.

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