Máxima y Guillermo de Holanda han recuperado su agenda internacional. Después de acudir junto a otros miembros de las diferentes familias reales europeas al homenaje del duque de Edimburgo en Londres, las tiaras y los vestidos largos han regresado al Palacio Real de los Países Bajos. En concreto, los reyes del país han presidido una cena de gala en honor al presidente indio, Nath Kovind, y la primera dama, Savita Kovid.
Tras la ceremonia de bienvenida de la pareja, los reyes de los Países Bajos han ofrecido una cena en honor del mandatario y su esposa en el Palacio Real. Una velada en la que Máxima de Holanda ha deslumbrado gracias a un vestido que, eso sí, no es nuevo en su armario. Se trata de un diseño de la italiana Luisa Beccaria que la argentina estrenó en la apertura del Parlamento en el año 2018 y que entonces ya causó división de opiniones. Con tonos pastel, escote fruncido y mangas transparentes, este vestido tenía un precio entonces de casi 4.000 euros.
Un vestido con el que Máxima ha querido dar todo el protagonismo a sus joyas. La reina de los Países Bajos ha lucido la tiara de aguamarinas, de estilo Art Decó co nbase de platino desmontable, diamantes y siete aguamarinas de Brasil. Una pieza que en su momento perteneció a la reina Juliana y que cuenta con un broche cuadrado a juego, con aguamarinas y estilo eduardino.
Como pendientes, Máxima optó por las aguamarinas de corte ‘briolette’ que también perteneció a la abuela del rey Guillermo, unidas a una hilera de diamantes que su marido le regaló en el 2009. Un look que cerró con un clutch perforado de piel de Dior.
Todo para cerrar una jornada que también estuvo marcada por el encuentro que mantuvo con Nadia Rashid, una madre que lleva siete años luchando en los tribunales para que le devuelvan a su hija, secuestrada en Ámsterdam por orden de su padre y trasladada a la India.