Qué duro despedirse de la tierra de una. Mary de Dinamarca (51 años) lo sabe bien. Cuando se enamoró del príncipe Federico de Dinamarca (55 años) comprendió que tendría que dejar atrás a toda su familia y a sus amigos para iniciar una nueva vida. Ahora, siempre que regresa a Australia, su corazón se llena de alegría, la misma que desaparece cuando toca regresar a su país de adopción. Pensó que conforme pasaran los años esto sería más fácil pero nada de eso, es más bien al contrario. De ahí las imágenes que ha protagonizado al terminar sus últimas vacaciones familiares…
La princesa ha sido fotografiada, en compañía de su marido y sus tres hijos menores, en el aeropuerto de Queenstown. Toda la familia abandonaba Nueva Zelanda tras haber pasado unos días en compañía de algunos amigos, de quienes Mary Donaldson se despidió con una enorme pena. En las fotografías publicadas por el Daily Mail, la esposa de Federico se abraza a un buen amigo y con rostro triste parece secarse una lágrima del rostro. Han sido semanas duras para ella y regresar a con los suyos ha debido de ser un auténtico bálsamo para el alma.
Las vacaciones de Mary Donaldson tras un noviembre de pesadilla
Noviembre, sin duda, ha sido un mes para olvidar para Mary Donaldson. A principios de mes, la revista Lecturas publicaba su exclusiva mundial en la que desvelaba la noche que habían pasado juntos Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova. Mientras la princesa se encontraba en un viaje de trabajo en Estados Unidos, su esposo se divertía en Madrid con su buena amiga mexicana. Las cámaras de los fotógrafos les sorprendieron cenando en un reservado en el Corral de la Morería y, además, pasando la noche en la casa de ella.
Las imágenes cayeron como un auténtico jarro de agua fría en la casa real danesa, acostumbrada a los escándalos de su heredero. Desde palacio se apuraron para ni desmentir ni aclarar rumores y mantenerse fieles a su versión de que no tenían nada que decir.
Ni la reina Margarita ni Federico han querido enfrentarse a las preguntas de la prensa y las han evitado a toda costa, simulando una normalidad que está lejos de ser real. Las fotos han descolocado a la familia y mucho. Los más perjudicados han sido los hijos del matrimonio que han visto cómo su padre ocupaba las portada de los periódicos y no por temas relacionados con la realeza.
Una nueva crisis que se saldó con una felicitación fría y poco cariñosa. Una simulación de aparente normalidad cuando nada más lejos.
El 6 de diciembre, al fin llegaba un respiro para Mary Donaldson que, profesional, ha tratado de mantener la compostura y no dejarse llevar por sus verdaderas emociones. Ese día, la australiana viajaba a casa acompañada de sus hijos adolescentes. Los cuatro se disponían a pasar unos días en compañía de la familia Donaldson, que les habrá arropado, especialmente a ella.
Viajaban los cuatro solos, sin la compañía de Federico, que no lo hizo hasta hace unos días. Se pensó que era una estrategia para recuperarla, para que no huyera como en su día lo hizo Charlene, quien estuvo alejada de Mónaco casi un año y recluida entre Sudáfrica y Suiza. Federico quería reunirse con su familia. Salvarla. Aparentar una normalidad de cara a la opinión pública pero, también, demostrarle a Mary que estaba ahí para ella. Que le daba espacio, pero que estaba ahí para ella.