La muerte por suicidio de Ari Behn el pasado 25 de diciembre, día de Navidad, causó una enorme consternación en Noruega y, sobre todo, en su familia real. El que fuera marido de Marta Luisa de Noruega y padre de sus tres hijas, Maud Angelica, de 16 años, Leah Isadora, de 14, y Emma Tallulah, de 11, se quitó la vida dejando a sus tres hijas desoladas. Pese a que Marta Luisa y Ari Behn llevaban años separados, para los reyes Harald y Sonia, Ari seguía siendo parte de la familia, pues era el padre de sus nietas y, junto a Marta Luisa, tenía la custodia compartida de las niñas.
Marta Luisa de Noruega ha roto su silencio desde aquel trágico día en que Ari Behn decidió dejar de existir. "Hoy aparecieron los primeros signos de la primavera en el jardín. Estas flores primaverales brotan como siempre, hermosas, entre las hojas muertas", comienza su escrito, que continúa hablando de cómo está ella y, en especial, de la tristeza que embarga a sus tres hijas.
"Nosotros, en nuestra pequeña familia hemos pasado, y todavía estamos pasando, un momento difícil después de la muerte de Ari. Lo más difícil que hemos pasado. Desde Navidad e incluso antes de que Covid-19 fuera un hecho mundial, estábamos en las oscuras olas de tristeza y tuve que encontrar un punto de apoyo en el papel de padres para tres niñas frágiles, hermosas, vulnerables y buenas que me necesitaban 24 horas, 7 días a las semana. Los encuentros anteriores con la muerte han sido causas naturales. Y aunque la muerte a veces ha llegado demasiado pronto, y aunque el proceso de duelo ha sido doloroso, sin embargo ha sido pacífico", reflexiona Marta Luisa.
Y es que todas las muertes son dolorosas, pero cuando esta no se produce de manera natural, es todavía más sobrecogedora si cabe. "No era la hora y ha hecho que el proceso sea largo y triste y, por supuesto, continuará en el futuro".
Con la crisis mundial por la pandemia del coronavirus, Marta Luisa reflexiona sobre lo vulnerables que somos los seres humanos. "Ahora que el mundo que conocemos ha vuelto la cabeza y todo es incierto, en el que cada día todo es más nuevo, veo cuán vulnerables somos los humanos. Pero somos fuertes. Debido a que me ha golpeado a través de este profundo valle de luto, y con la fuerte presencia del coronavirus también en la tierra, los humanos podemos resistir mucho. Como estos azafranes que desafían las heladas y contrarrestan la floración. Muchos luchan todos los días en el trabajo para salvar vidas humanas y hacer lo mejor para la sociedad. Y por ellos estoy infinitamente agradecida", dice la hija de Harald.
Finaliza su escrito con un canto a la esperanza. "Aún así, conozco mucha gente que sufre, tanto por el dolor por aquellos que han perdido o por el miedo a los que aman, con ansiedad por lo que trae el futuro, luchando con la soledad o tal vez por tener un ambiente hogareño inseguro. Esperad. Será una primavera después del invierno. Una primavera en la que el mundo nuevamente tendrá sentido, aunque tal vez de una nueva manera. Vamos a superar esto también".