La maldición que persigue a los Grimaldi y que podría afectar al matrimonio de Alberto y Charlene

Según una leyenda del Principado de Mónaco, los Grimaldi estarían marcados por una maldición que también podría afectar a Alberto y Charlene

Carmen Navas
Carmen Navas

Peridodista especializada en Casas Reales

Charlene y Alberto de Mónaco con Jacques y Gabriella
Cordon Press

Charlene de Mónaco ha vivido unos últimos meses muy convulsos. Tras enfermar en Sudáfrica y recuperarse en una exclusiva clínica de Suiza, la mujer del príncipe Alberto ha protagonizado dos actos públicos en las últimas dos semanas, en las que se ha mostrado muy cómplice con su marido. A él, eso sí, no le habrían salido nada barato, ya que, según se ha publicado, ha firmado un contrato por el que le pagará 12 millones de euros al año por sus labores de representación.

Dinero aparte, Charlene de Mónaco ha sumado en el último año muchos capítulos que han alimentado la fama de ‘princesa triste’ que le persigue desde su boda. Un estado que, eso sí, podría no ser casual, sino que se podría explicar gracias a una leyenda muy extendida en el Principado.

Alberto, Charlene, Jacques y Gabriella de Mónaco
Palais Princier de Monaco

Según la leyenda que recoge la revista ‘Tatler’ el príncipe Rainero I secuestró a una mujer flamenca en el siglo XIII, quien lo maldijo a él y sus futuros descendientes: “Nunca un Grimaldi encontrará la felicidad en el matrimonio”. Unas palabras que cobran sentido si se tienen en cuenta las trágicas muertes prematuras de la princesa Grace Kelly, quien falleció en un trágico accidente mientras viaja con su hija Estefanía, además de la muerte de Stefano Casiraghi, quien fuera marido de Carolina de Mónaco. A ellos se suman los divorcios que protagonizó la propia princesa Carolina y la princesa Estefanía.

Una maldición que también podría afectar al matrimonio entre Charlene y Alberto de Mónaco, el cual se ha puesto en duda en más de una ocasión. Es más, tras su regreso al Principado, la exnadadora ha expresado su deseo de establecerse de forma privada en Suiza, mientras que sus hijos, los gemelos Jacques y Gabriella se quedarían en Mónaco. De esta forma, la pareja va a vivir una vez más por separado, mientras que intentan no sumar un nuevo capítulo a esa leyenda tan extendida en el lugar.