El llanto más amargo de la reina Letizia: se cumplen 18 años del fallecimiento de su hermana, Érika Ortiz

El 7 de febrero de 2007 es una fecha que la reina Letizia (52 años) no olvidará jamás. Hacia tres años que se había casado con el entonces príncipe de Asturias, Felipe, y había dado a luz a su primera hija, la princesa Leonor. A pesar de que había tenido que adaptarse a las normas y protocolos de la Casa Real, se encontraba totalmente integrada en su familia política.

De hecho, ella y la infanta Cristina eran íntimas amigas. Y, para acabar de redondearlo, estaba embarazada de seis meses de la infanta Sofía. Se podría decir que se encontraba en un momento muy dulce y pacífico tras el revuelo que se desató al conocer su relación con el príncipe.

Sin embargo, un hecho inesperado y tremendamente doloroso dio un giro radical a su vida: su hermana, Érika Ortiz, fallecía trágicamente a los 31 años de edad. Trabajaba como interiorista, era diseñadora gráfica en Globomedia y hacía un tiempo que había roto su relación con el padre de su hija.

Esta noticia que rompió el corazón de la reina y de su familia. Todos ellos se reunieron en el tanatorio de La Paz aquella mañana lluviosa y gris para dar el último adiós a su familiar. Fue ahí donde las cámaras captaron el que fue el llanto más desgarrador y amargo de Letizia.

Apoyándose en su marido, la entonces princesa acudía al tanatorio totalmente descompuesta, con lágrimas en los ojos y sin poder hablar. Sacó fuerzas para hacer un gesto a los medios de comunicación allí reunidos y dedicarles unas palabras: "Solo quería dar las gracias a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña". 

Letizia con su madre, Paloma Rocasolano, y su abuelo, Francisco Rocasolano

El apoyo de la familia real a Letizia en el peor momento de su vida

Las fotografías que se tomaron aquel terrible día no solo mostraron el dolor de Letizia, sino también como la familia Borbón cerraba filas alrededor de la esposa de Felipe. Los reyes Juan Carlos y Sofía y las infantas Cristina y Elena, junto a sus parejas, no dudaron en arropar a la periodista. Muy emotivo fue el abrazo que Letizia compartió con su cuñada, como si quisiera refugiarse en los brazos de los que en aquel entonces era una amiga cercana.

Pero hubo otra instantánea que impactó. Cuando Letizia fue a saludar al rey emérito, le hizo una sentida reverencia, casi quedándose de rodillas. Su suegro la sujetó por los brazos y la sostuvo durante este gesto desgarrador. En aquel momento no se comprendió por qué la madre de Leonor había querido tener esa deferencia con el rey, pero Pilar Eyre conoce la intrahistoria.

Letizia y Juan Carlos en el funeral de Erika Ortiz

Según la bloguera de la revista Lecturas, en el interior del tanatorio acababa de suceder un momento algo "violento". Al parecer, un amigo de la fallecida habría acusado al entonces monarca de la muerte de Érika. "Vosotros habéis tenido la culpa", habría lanzado, según la autora. Fue esa escena la que llevó a Letizia a realizar este movimiento. "Se vio obligada a arrodillarse y pedir disculpas a su suegro", asegura Eyre.

Érika Ortiz, siempre presente en la vida de la reina Letizia

A excepción de aquellas palabras que pronunció al fallecer su hermana, Letizia no ha vuelto a hablar de Érika Ortiz. Dijeran lo que dijeran, la reina se mantenía en silencio. Algo que ha continuado haciendo durante estos 18 años.

Eso no significa que la madre de la infanta Sofía no tenga a su hermana pequeña siempre presente, sino que ha decidido vivir su dolor de forma privada. Cuando el aniversario de la muerte de Érika ha coincidido con algún compromiso de la Casa Real, Letizia ha tenido algún pequeño gesto a modo de homenaje.

Por ejemplo, ha llevado alguna prenda o accesorio en negro o se ha mantenido en un segundo plano. También ha habido años, como ha ocurrido este 2025, en el que la monarca ha despejado toda su agenda para poder recordar a su hermana en la intimidad.

Elena Daprá, psicóloga, cómo pudo afectar el fallecimiento de Érika Ortiz a su hermana, Letizia

Es evidente que perder a su hermana de manera tan inesperada y trágica marcó de forma irrevocable a la reina. Para analizarlo en profundidad, la revista Lecturas habló con Elena Daprá, psicóloga. "Durante el duelo las emociones que se sienten son muy intensas, al igual que las interacciones entre los miembros de la familia y complica el proceso de duelo e interfiere en la adquisición de conductas adaptativas por parte de todos", señalaba la experta.

Respecto a las circunstancias que rodearon la muerte de Érika, Elena asegura que es un dolor extra. "Es todo muy doloroso y crea un trauma familiar junto con el estigma que tiene todavía el tema del suicidio. Es sin duda un duelo alargado en el tiempo que puede provocar tanto problemas físicos como psicológicos. Se debería estar apoyado no solo por profesionales de la salud mental y psiquiatras también por médicos", afirmó Daprá.