La llamativa actitud de la infanta Elena durante su visita a su padre, el rey Juan Carlos, en Sanxenxo

Pasaron juntos la Semana Santa y, apenas unos días más tarde, han vuelto verse. La distancia de miles de kilómetros que les separan parece no ser un problema para la infanta Elena, quien no duda en viajar donde sea que esté su padre para disfrutar de su presencia, aunque solo sea para estar 24 horas juntos.

Ni el tiempo, ni el espacio parecen un problema para la hija mayor de Juan Carlos. Siempre se ha dicho que, de sus tres hijos, Elena era su predilecta; y comportamientos como estos no hacen más que confirmarlo. Para ella no hay pereza que venza la ilusión que le hace reencontrarse a su padre, ya sea en Emiratos Árabes o en Galicia. 

El rey emérito lleva en Sanxenxo desde el 22 de abril. Juan Carlos volvió a viajar desde Abu Dabi a Pontevedra solo para participar en las históricas regatas del puerto deportivo; su gran afición de la juventud que continúa manteniendo pasados los 87 años. Siempre en la compañía de su íntimo amigo, Pedro Campos, presidente del Club Náutico de Sanxenxo y eterno anfitrión del monarca cuando este se encuentra en tierras gallegas.

Pese a que las regatas empezaron hace unos días y ya están llegando a su fin, Elena de Borbón no ha podido viajar hasta ahora. Ha necesitado que llegue el fin de semana para reencontrarse con su progenitor, y con motivo de esto, su humor ha cambiado de manera radical. 

Como siempre que están juntos, padre e hija se han mostrado relajados y muy cómodos. Sonrientes y felices de compartir esta nueva salida al mar. Las cámaras han captado a una Elena que no ha dejado de hablar con todo el mundo, encantada con la visita y siempre muy pendiente de su padre, quien, desde hace años, padece problemas de movilidad. 

Un movimiento cargado de significado

Para Elena era esencial mostrarse junto a su padre. Esta visita no era un viaje sin más. Dejarse ver al lado del rey era hacer una declaración de intenciones y demostrar su absoluta fidelidad a su figura, hasta en los momentos más polémicos. 

Han sido semanas convulsas para la monarquía después de que se hicieran públicas las dos demandas que Juan Carlos ha interpuesto. Una a Miguel Ángel Revilla, por derecho al honor, y otra a su examiga Corinna Larsen por daños morales. A ambos les reclama dinero, una decisión que, quizás, es lo que más ha impactado. 

La fecha del primer acto de conciliación entre el rey y el expresidente cántabro está fijada dentro de dos semanas, a mediados del mes de mayo. Esta sería la ocasión perfecta para verse cara a cara y discutir sobre sus diferencias.

Revilla ya ha manifestado que, por supuesto, estará presente y le encantaría que también lo estuviera el hombre que un día fue su amigo. La presencia del monarca no está requerida. En el caso de no encontrarse en España, este lo podría dejar en manos de sus abogados y no aparecer; aunque, según se ha filtrado a la prensa, el padre de Felipe VI es probable que se halle para esas fechas en nuestro país.