Dos mil doscientos diez. Son los días que llevan Letizia y su cuñada Cristina sin posar juntas para una foto. La última vez fue en el 80 cumpleaños de la reina Sofía, el 2 de noviembre de 2018, pero, aun así, Letizia accedió a estar en el grupo a requerimiento de su marido, pero no saludó a Cristina ni intercambió palabra con nadie. Cuando el fotógrafo acabó su trabajo, Letizia desapareció sin asistir a la comida de aniversario.
Pese al deseo de Letizia de no encontrarse con su cuñada, ambas no han tenido más remedio que coincidir en el funeral de Constantino en Atenas y en el de la infanta Pilar en Madrid. En este último fue tan evidente que Letizia rehuyó a su cuñada e impidió que su marido se acercara a ella poniéndose en medio, que Juan Carlos se mostró atónito primero, e indignado después. Cristina no fue invitada a la mayoría de edad de Leonor, como nadie de su familia por otra parte, y tampoco ha asistido nunca a ningún acto relacionado con sus sobrinas. El año pasado, sin embargo, a Letizia, que atravesaba un momento personal muy delicado, se le aconsejó asistir al 60 cumpleaños de su cuñada Elena y se presentó con su marido en el restaurante ante la sorpresa de todos, que no la esperaban.
La finalidad del encuentro era mostrar que la familia real estaba con ella, pero aun así no consintió que se filtrara ninguna foto. Solo se la vio llegando y yéndose con su marido en solitario, muy delgada y desmejorada pero mucho más sonriente y afable de lo acostumbrado.
Letizia, enfurruñada
¿De dónde viene esta animadversión entre Cristina y Letizia, que tan amigas habían sido? Precisamente porque fueron tan amigas la antipatía entre ellas es mayor que en el caso de Elena, con la que Letizia nunca llegó a intimar. El kilómetro cero fue en 2005, lo conté en mi libro ‘Secretos y mentiras’. Para el bautizo de Irene, que se celebró en Zarzuela, Cristina le pidió a Letizia que alojara en su casa a sus suegros, a lo que Letizia se negó. Su relación fue deteriorándose y tres años después, en el 40 cumpleaños de Iñaki en Barcelona, un miembro del catering me contó que Letizia había estado toda la fiesta enfurruñada en un rincón sin hablar con nadie y había salido a posar con sus cuñados protestando del frío que hacía y con rostro enfadado.
Después llegó el caso Nóos y Letizia aconsejó a su marido que una de las primeras decisiones que debía tomar como rey era desposeer a su hermana de título y privilegios, apartándola al mismo tiempo de la familia, eso cree Cristina al menos, incapaz de atribuir a su adorado hermano un comportamiento tan duro. De la misma forma, Letizia piensa que Cristina está detrás de muchos de los infundios que corren sobre ella.
Hace un par de años, en verano, en Marivent, Cristina retrasó su marcha y se encontró con su cuñada. Y se supo de una bronca monumental entre las dos, al parecer Letizia había ido a comer con mallas de gimnasia y Cristina le afeó su atuendo. Hubo gritos y palabras gruesas, la reina Sofía tuvo que intermediar entre lágrimas y esa misma tarde Cristina y sus hijos se vieron obligados a marcharse. Una persona que las conoce me dijo hace unos años, “cuando están juntas la tensión se puede cortar con un cuchillo... Cristina está acostumbrada a disimular, pero a Letizia se le nota todo”.
En un principio Felipe se puso al lado de su mujer y en contra de Cristina. Pero en estos últimos tiempos, en los que el matrimonio lleva vidas autónomas en lo privado, Felipe ha reanudado tranquilamente las relaciones con su hermana, su favorita, la depositaria…
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