La reina Letizia ha demostrado ser una mujer de ideas fijas y que genera cierto apego hacia aquellas cosas que le gustan de verdad o que tienen carga sentimental para ella. Lo ha demostrado con el anillo dorado de Karen Hallam que lleva sin quitarse más de ocho meses y que, tras un largo misterio, descubrimos es un regalo de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, o muchas de las prendas de su admirado guardarropa. Pero no es la única pieza de su rebosante joyero por la que siente predilección, y curiosamente no es ninguna joya perteneciente a la Corona ni con años de historia…