Los príncipes de Gales, Kate (40 años) y Guillermo (40 años), acompañados de sus tres hijos, George, Charlotte y Louis, asistieron a la tradicional misa de Navidad que todos los años se celebra en la capilla de Sandringham, en Norfolk, y que supone la gran reunión navideña de la familia real británica en estas fechas. Este año, sin embargo, está marcado por la ausencia de la reina Isabel II, fallecida el pasado 8 de septiembre, y es, por tanto, la primera reunión que encabeza Carlos III y la reina consorte, Camilla. Junto a los reyes y los príncipes, han asistido también los otros miembros de la familia del rey, como sus hermanos la princesa Ana, el príncipe Andrés, los príncipes Eduardo y Sophie, duques de Wessex, y las princesas Beatriz y Eugenia.
Kate Middleton lució un abrigo de lana verde que complementó con un sombrero de ala ancha en fieltro, rematado con un lazo y una pluma. La prenda tiene su significado, ya que la llevó con anterioridad, en enero de 2020, justo tras la marcha de Harry y Meghan a Estados Unidos, lo que se ha interpretado como un claro mensaje de apoyo a su suegro, el rey Carlos, tras los ataques recibidos por los Sussex en su documental. Su hija Charlotte llevó un abrigo en color granate y su hermano George, muy elegante con un traje azul marino, camisa blanca y corbata a juego. El pequeño Louis, que caminaba agarrado a la mano izquierda de su madre, llevó un abrigo azul, bajo el que se intuía que llevaba pantalón corto.
Kate, con abrigo en lana verde y sombrero de ala ancha a juego.
A la ausencia de Isabel II hay que añadir otras sonadas ausencias, la del hijo menor de Carlos III, Harry (38 años), y su mujer, Meghan Markle (41 años), quienes pese a haber sido invitados a la coronación de Carlos el próximo 6 de mayo, siguen totalmente distanciados de la familia real inglesa, en especial, de Guillermo y Kate, tal y como están desvelando en el documental que se puede ver en Netflix.
Kate Middleton llevó de la mano a su hijo menor, Louis.
Por contra, ha soprendido la asistencia del príncipe Andrés, justo el día en que se ha sabido que el rey Carlos III, su hermano, habría ordenado expulsarlo definitivamente de Buckigham Palace. Desde ahora, Andrés no podrá utilizar la dirección de palacio como despacho ni tampoco envíar o recibir correo con el membrete de palacio, según informó la prensa británica. "Cualquier presencia en el palacio ha terminado oficialmente", ha publicado The Sun citando fuentes de palacio. "El rey lo ha dejado claro. Él no es un trabajador real. Está solo".
Tras la misa, la familia real británica se dirigió al palacio de Sandrigham donde comieron el no menos tradicional pavo para, posteriormente, sentarse a ver por televisión el discurso que Carlos III ha dirigido a la nación, el primero que hace en calidad de monarca reinante.