Después de varios años de tensiones familiares, los reclamos y acusaciones del príncipe Harry y Meghan Markle son ya agua pasada para Kate Middleton y el príncipe Guillermo de Inglaterra, heredero al trono británico tras la coronación de Carlos III. Eso sí, no hay señales de reconciliación entre las dos parejas. Según aseguró hace unos días a People un amigo de Kate, que este 9 de enero celebra su 42º cumpleaños, la actual princesa de Gales "está muy centrada en lo que importa de cara al futuro", y ni ella ni su marido "están mirando atrás".
Pero no todo es color de rosa hoy en la casa de los Windsor. Según el periodista Omid Scobie en su nuevo libro 'Endgame', el príncipe Guillermo "ha priorizado su lealtad a la monarquía, incluso cooperando discretamente con la prensa británica para ensuciar la imagen de su hermano”. Scobie, corresponsal experto en la casa real británica y persona cercana a Harry y Meghan, también apunta que Kate se mostró siempre "fría" y poco acogedora con Meghan, la más novata de la familia real.
Por si eso fuera poco, en la edición en holandés del libro se reveló por error que Kate y Carlos III serían los dos miembros de los Windsor que se interesaron por el color de piel de Archie, poco antes de que el primogénito de los duques de Sussex viniera al mundo —en la versión inglesa, Scobie admite que conoce los nombres de ambos individuos pero que "las leyes del Reino Unido me impiden informar quiénes eran"—.
Entre los celos y la envidia
Tras la desaparición de la reina Isabel II de Inglaterra, fallecida a los 96 años en 2022, Kate pasó a ser el miembro femenino más conocido de la familia real británica —y, según las encuestas, también el más influyente—. Ni siquiera se ha visto salpicada por las polémicas de su marido, al que por cierto en 2019 acusaron de haber mantenido una relación con una de las mejores amigas de Kate, Rose Hanbury, mientras la princesa estaba embarazada de su tercer hijo.
"Kate tiene esa imagen pública de ser simpática y sonriente y, me atrevería a decir, inocua", aseguró la escritora Valentine Low. "Pero en realidad tiene una mente fuerte, posee un carácter fuerte y está dispuesta a luchar por lo que quiere y por lo que cree que es correcto". Además, es evidente que ha sabido ganarse el afecto y la estima de sus súbditos gracias a la dedicación y cercanía mostradas en cada una de sus apariciones públicas.
Pero las malas lenguas aseguran que su actual nivel de protagonismo está ocasionando un problema de malestar y celos a la reina Camilla, quien ya de por sí nunca ha sentido especial simpatía por el título de princesa de Gales —ostentado durante muchos años por Lady Di, quien alcanzó una enorme popularidad tras su boda con Carlos III y también atraía a multitudes—.
Aguas revueltas en palacio
Mucha gente acusó a Camilla de ser la responsable del fin del supuesto cuento de hadas moderno protagonizado por su actual esposo y Diana de Gales. Aunque, gracias a su esfuerzo personal, y sobre todo a la astuta campaña de imagen de sus asesores y relaciones públicas, la hoy reina ha conseguido pasar de personaje antipático a mujer aceptada —que no querida— por la mayoría de los británicos.
Pese a ello, Carlos III desea de forma vehemente que su esposa acapare el mismo nivel de atención mediática que su nuera. Tanto es así que, según el libro de memorias del príncipe Harry, el actual monarca y su gabinete de prensa han llegado a filtrar informaciones y rumores malintencionados sobre Kate. Incluso reprendió a Guillermo porque decía que su esposa "desviaba la atención de las causas que abanderaban".
Como es lógico, la situación está provocando un distanciamiento entre Carlos y su hijo mayor. "Guillermo ha ocultado sus sentimientos reprimidos hacia su malvada madrastra durante décadas, pero estallaron en un torrente de represalias cuando se enteró de que ella estaba hablando mal de su esposa y su familia", escribió un periodista tras hablar con alguien del entorno de la familia real. Sea como fuere, y pase lo que pase de puertas para adentro, lo más probable es que todos los implicados en el jaleo sigan su mantra "Nunca quejarse, nunca dar explicaciones".