Irene Urdangarin celebra su 19 cumpleaños: La verdad de su relación con su familia y todos sus planes de futuro

La hija pequeña de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin, que acaba de pasar varios meses ejerciendo de cooperante en Camboya, atraviesa un buen momento personal

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Irene Urdangarin
Gtres

Tanto Irene Urdangarin y Borbón como los demás sobrinos del rey Felipe VI se han convertido con los años en personajes deseados por la prensa. Como bien señala Silvia Taulés en su libro 'Los sobrinos del rey' ninguno de los seis cuenta ya con la protección de su abuelo, el rey Juan Carlos I, quien "fue garante de su seguridad y su bienestar durante su infancia y adolescencia. Sus madres, las infantas Elena y Cristina, quienes también los protegían, han visto cómo sus matrimonios, por una cosa o por otra, más tarde que temprano, se rompían, lo que los ha dejado todavía más expuestos [...]. Los seis tienen tratamiento de 'excelentísimo señor' y la dignidad de 'grande de España'. Y en estas circunstancias especiales, los sobrinos del rey tienen una obsesión: ser normales. Algo que por mucho que lo intenten, no lo consiguen. Ni lo conseguirán".

La periodista apunta que, si a los Marichalar les tocó lidiar con el complicado divorcio de sus padres, a los Urdangarin "les tocó la peor parte: el proceso judicial por el caso Nóos por el que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin tuvieron que darle la vuelta a su vida como un calcetín. Con los niños por en medio, siempre con los niños por en medio. Cuando el proceso terminó y parecía que todo podía volver a su normalidad, los padres sufrían una inmensa crisis que terminó en un sonado divorcio que llenó decenas de portadas". Y todavía lo sigue haciendo. De hecho, han corrido ríos de tinta desde que el pasado mes de enero se conociera que Cristina e Iñaki se habían divorciado de forma oficial —por lo visto ambos llegaron a un acuerdo económico para cubrir los gastos de sus hijos, y se decidió que el exduque de Palma no recibiría indemnización ni pensión—.

Nacida en 2005 y bautizada en el palacio de la Zarzuela, Irene fue una niña estudiosa, buena y obediente. O eso cuentan al menos los que la conocen. Algunos añaden que siempre ha sido la niña protegida de casa, la mimada. Cuando tenía cuatro años, sus padres decidieron mudarse a Washington DC, donde Iñaki trabajaba para Telefónica, y luego vivió feliz y ajena a los líos de su clan en Barcelona, donde creció junto a sus primos, los hijos de Ana Urdangarin, la hermana mayor de su progenitor, con quienes mantiene una relación muy estrecha. Cuando estalló el caso Nòos, el rendimiento académico de Irene sufrió un bajón, y sus padres decidieron cambiar Pedralbes por Ginebra. Lo hicieron por varios motivos, entre otros, el hecho de que su hijo Juan sufriera acoso en la escuela por parte de sus compañeros —y de los padres de estos—.

Cambio de vocación

Hasta terminar el bachillerato, el día a día de Irene ha sido sencillo. "Acudía a clase al Ecolint, tiene un grupo de amigas muy íntimas y cerrado que la apoyan y con las que hace planes continuamente", escribió Taulés. "También suele ir de compras, algo que antes hacía con su madre pero que ahora hace con las amigas y con su prima, a veces, puesto que doña Cristina prefiere no dejarse ver demasiado. Suele escaparse algunos días a los Alpes a esquiar, algo que hacía mientras era menor de dieciocho años acompañada de dos escoltas, vigilancia que ha perdido con la mayoría de edad".

En 'Los sobrinos del rey' se explica igualmente que, a pesar de todo lo sucedido, los cuatro hermanos Urdangarin están muy apegados a sus padres, con quienes "siempre han formado piña". Aunque eso no impide que Irene haya sido dura con Papi, que es como llama a su padre, porque cuando el vasco fue condenado —por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias—, "la niña era una adolescente que lo que quería era divertirse y estar con sus amigas". Por eso y porque vivió como una traición el hecho de que le fuese infiel a su madre con la que es su actual novia, Ainhoa Armentia. Y a pesar de todo, en las paredes de la habitación de Irene, en la casa suiza que su madre y ella escogieron para mudarse juntas cuando el patriarca entró en prisión, aún cuelgan varias fotografías de Iñaki.

Asimismo, a la muchacha le gusta especialmente la moda, aunque no tiene pensado dedicarse a este sector. Deseó sacarse la licenciatura universitaria hostelera, pero descartó la idea después de superar las pruebas de acceso a un prestigioso centro en Lausana, ciudad ubicada a setenta kilómetros de Ginebra donde la infanta Cristina decidió permanecer para estar junto a su hija y vivir alejada de los focos. Para disgusto de sus padres, Irene decidió que se tomaría un tiempo sabático y pensaría bien en su futuro. En los últimos tiempos ha realizado algunos trabajos solidarios y ahora acaba de pasar cuatro meses ejerciendo de cooperante en Camboya.

Su futuro inmediato

Según algunos medios, la nieta de los reyes eméritos está pensando en cursar estudios universitarios en Reino Unido, donde ya estudiaron sus hermanos Juan y Miguel. Pero eso será en septiembre. Hasta entonces disfrutará durante algunas semanas de Madrid, donde aprovecha el tiempo con su novio Juan Urquijo y suele verse con su abuela la reina Sofía. Se dice que ambas mantienen muy buena relación, y que la emérita se esforzó durante años por lograr que todos sus nietos compartieran tiempo juntos en verano. A pesar de que la princesa Leonor y la infanta Sofía mantienen hoy una relación distante con sus primos, Irene ha tenido más roce con ellas porque su abuela la invitaba de tapadillo cuando no podía ir al Palacio de la Zarzuela para que las tres estuvieran juntas.