Doña Sofía no veía el momento de volver a casa. Después de recibir las dos vacunas contra el coronavirus, la reina emérita, acompañada de su hermana Irene, emprendía vuelo hasta Grecia para visitar a toda su familia y estar presente en el cumpleaños de su hermano Constantino, muy delicado de salud desde hace años. El rostro de la monarca lo dice todo y es que no puede estar más feliz de este regreso a sus raíces.
Este viernes, tanto doña Sofía como su hermana Irene eran recibidas por la presidenta de la República griega en el antiguo Palacio Real de Atenas, un escenario que ha despertado muchos recuerdos a la madre de Felipe VI ya que fue el lugar donde le dio el 'sí, quiero' al por aquel entonces príncipe Juan Carlos en una multitudinaria boda que dio la vuelta al mundo.
La reina emérita ha posado frente a las escalinatas del palacio aunque en este caso se acompañaba de su hermana ya que su distancia con don Juan Carlos no puede ser mayor.
Fiel a su estilo, doña Sofía optaba por un sencillo look compuesto por una blazer de cuadros y pantalón sastre en color negro. No faltaba el bolso ni un pañuelo de seda estampado que llevaba colgado del cuello.
Aunque Grecia ya no es un país monárquico, se le guarda mucho cariño a la familia real. De hecho, hace solo unos meses se hacía oficial la rehabilitación del Palacio Real de Tatoi, una noticia que la monarca recibió con enorme emoción ya que se trata del lugar donde se encuentran enterrados los reyes Pablo y Federica, padres de doña Sofía.