Ahora sí todo ha vuelto a la normalidad... Iñaki Urdangarinllegaba a primera hora de la mañana al hogar Don Orione de Pozuelo de Alarcón (Madrid) para retomar su responsabilidad como voluntario. Con gesto alegre, no hay duda de que disfrutar de unos días de libertad en compañía de toda su familia ha sido un verdadero chute de energía para el marido de la infanta Cristina que ve mucho más cerca la posibilidad de conseguir el ansiado tercer grado, aunque parece que para eso habrá que esperar...
Al margen del tiempo de pena que ya ha cumplido -un año y medio- y de su buen comportamiento en prisión, será necesario que Iñaki cuente con un domicilio o en su defecto una actividad laboral en España que ofrezca las garantías de su reinserción social. Algo que, al menos por el momento, no posee. Y es que, cuando se trata de penas de más de cinco años (como es el caso de Urdangarin), el juez encargado puede decidir que el condenado no pueda conseguir el tercer grado hasta que haya cumplido la mitad de la pena, aunque bien es cierto que esta situación no se suele llevar a cabo en este tipo de condenas.
Mientras esa ansiada libertad llega, Urdangarin podrá disfrutar de otro tipo de permiso a lo largo de los próximos meses. Los presos en segundo grado, régimen en el que él se encuentra, tienen derecho a 36 días de permisos divididos en semestres. Eso sí, cuando los reclame, será decisión de la prisión concedérselos o no, aunque no parece que pueda tener ningún problema.
A kilómetros de él, la infanta Cristina no ve el momento de volver a reunirse con su marido y es que lejos de dañar su relación, esta situación ha provocado que su matrimonio sea más fuerte que nunca.