El importante paso de Alexandra de Hannover, la hija más desconocida y discreta de Carolina de Mónaco

La joven de 25 años, con inquietudes intelectuales y afición a la moda, mantiene desde hace años una relación con el millonario alemán Ben-Sylvester Strautmann

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 27 de octubre de 2024, 07:00

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De ahora en adelante, Alexandra de Hannover podrá presumir de titulada universitaria. Y es que la hija menor de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover compartió hace unos días en su perfil de Instagram una imagen de su ceremonia de graduación, celebrada en la Universidad de Columbia, con sede en París, donde la interfecta ha estudiado la carrera de Historia y Literatura.

La propia institución de enseñanza superior publicó una fotografía en la que la hermana de Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi, que habla varios idiomas y ya anteriormente estudió Ciencias Políticas y Filosofía, también en la prestigiosa universidad del norte de Manhattan, aparece junto a varios de sus compañeros, acompañada del mensaje: "Felicidades a la promoción de 2023-2024. Hoy lo celebramos con los estudiantes (ahora ex estudiantes) que todavía están en París. Felicidades a la clase de 2024, desde cerca o desde lejos, os celebramos".

Nuestra protagonista ha demostrado ser amante de la cultura y tener ciertas inquietudes intelectuales como su hermana Carlota, quien es conocida como princesa filósofa por su pasión por esa disciplina académica. También su madre Carolina parecía tenerlas cuando, siendo adolescente, abandonó el Principado para marcharse a París a estudiar Filosofía —aunque estando allí descubrió que la juerga y los hombres le gustaban más que los libros, así que mandó al garete los estudios y se dedicó a vivir la vida—.


Criada por su madre

Logros académicos aparte, poco se sabe sobre la vida personal de Alexandra, que nació en 1999, solo siete meses después de que sus padres se casaran en el palacio de Montecarlo. Aunque los Grimaldi son católicos, Ernesto insistió en que su hija fuese criada en el protestantismo, ya que, de lo contrario, la muchacha se habría quedado fuera de  la línea de sucesión al trono de Inglaterra, donde ocupa un puesto lejano tras sus hermanos mayores —el aristócrata alemán es descendiente en línea directa de la reina Victoria de Inglaterra y de los reyes Jorge I y Jorge III de Inglaterra—.

La nieta de Raniero III de Mónaco y Grace Kelly estudió de pequeña en la monegasca École de Condamine, al igual que sus hermanos, y fue criada principalmente por su madre, que varios años después de casarse se cansó del difícil carácter de su marido, quien en ese momento tenía un grave problema con la bebida y llegó a ser bautizado por la prensa alemana como 'el príncipe de las palizas' —por su afición a meterse en líos y pegar leñazos a todo aquel que le molestaba—.

 

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El matrimonio se separó en 2009, aunque es cierto que Carolina siguió manteniendo una relación cercana con los hijos mayores de Ernesto, y que ninguno de los dos ha querido firmar el divorcio —supuestamente por un pacto alcanzado entre los vástagos del aristócrata y la princesa monegasca para preservar el patrimonio familiar—. Según algunas fuentes, Alexandra se lleva bien tanto con su madre como con todos sus hermanastros, pero está algo más distanciada de su progenitor —que no vio con buenos ojos que en 2018 la muchacha tomara la decisión de convertirse al catolicismo—.

Su discreta relación

Poco dada a las apariciones públicas, la joven de 25 años suele participar en eventos como el famoso Baile de la Rosa, fiesta ideada en la década de los cincuenta por su abuela para recaudar fondos destinados a proyectos solidarios, y lleva algunos años manteniendo una discreta relación con Ben-Sylvester Strautmann, un millonario alemán cuya familia hizo fortuna con la fabricación y venta de maquinaria agrícola. Dicen las malas lenguas que Carolina de Mónaco no ve con buenos ojos el hecho de que su yerno, aficionado a la música electrónica, trabaje ocasionalmente como DJ en algunos de los locales de ocio nocturno más selectos de la Costa Azul.

En una de las pocas entrevistas que ha concedido en su vida, Alexandra comentó que es aficionada a la moda y, sobre todo, a los productos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. "Mi generación, aunque igual estoy siendo demasiado optimista, está muy concienciada, pero me saca un poco de quicio la incoherencia", dijo al respecto. "Erradicamos las pajitas de plástico pero bebemos de un recipiente de plástico y compramos ropa que no es biodegradable. No soy aún del todo consciente de que yo pueda tener una voz. Tampoco de mi condición de princesa, trato de no pensar en ello sin dejar de agradecer, por supuesto, lo privilegiada que he sido. Pero quiero una vida normal“.

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