Parece que desde el Principado poco a poco se vuelve a la normalidad. Tras unos meses complicados a consecuencia de la crisis sanitaria mundial, en la que el príncipe Alberto se convertía en el primer royal contagiado, los miembros de la Casa Real de Mónaco recuperan sus agendas y sus actividades.
A través de la Fundación que lleva su nombre, la princesa Charlene retoma el apoyo y la promoción del deporte convirtiéndose en el mejor ejemplo. La sudafricana, que fue una nadadora profesional antes de su matrimonio con Alberto II, es una gran aficionada a todo tipo de disciplinas, pero siente debilidad por las que puede practicar en el agua.
Pero la modalidad que mostraba a través de las redes sociales de la organización es de lo más sorprendente y desconocida: el ciclismo acuático con el que, a través de un soporte adaptado, es posible pedalear sobre una bicicleta mientras se "navega". La estampa es de lo más profesional: de lo más profesional, Charlene viste con mallas azules, zapatillas de deporte negras, camiseta naranja de manga larga, gorra azul, gafas de sol, pañuelo al cuello y unos casos de música. Sin lugar a dudas, la mejor muestra de que está más en forma que nunca, y que no ha abandonado su pasión por el deporte.
"La princesa Charlene entrenando en una bici de agua. Hay un proyecto emocionante en el horizonte. Todo será desvelado a finales de mes, en la página web de la Fundación", rezaba el mensaje junto a la impactante instantánea.
Tal y como parece, desde la Fondation Princesse Charlènese organizará una carrera benéfica cuya recaudación irá destinada a diferentes proyectos caritativos y solidarios que la organización tiene en diversas partes del mundo. En el año 2017 se creó el Riviera Water Bike Challenge, una carrera de relevos de 20 kilómetros en bicicleta acuática en la Costa Azul. A pesar de que entonces la cuñada de Carolina de Mónaco no pudo participar a causa de una lesión, todo apunta a que en esta ocasión podría animarse.
[Imágenes: Eric Mathon / Palais Princier]