Del ‘huerfanito’ a dos vetos con mucho peso: los secretos de la proclamación de Felipe VI y Letizia

Cuando se cumplen diez años de la proclamación del rey Felipe VI, todavía quedan mucho aspectos que no habían visto la luz

JC
José Confuso

Director digital de Lecturas

Proclamación Felipe
GTRES

Las caras lo decían todo. Antes de que el hoy rey Felipe jurase su cargo ante las Cortes y se pusiese al servicio de los ciudadanos, hubo un acto previo. El rey Juan Carlos traspasaba a su hijo el fajín de Capitán General y lo hacía con muy pocos testigos y a puerta cerrada. Felipe entraba como príncipe y salía como rey. Al menos, ya para los suyos. “Todo el mundo, empezando por su hermana, la infanta Elena, le hicieron la reverencia. Fue el momento en el que se vio que la transición se había realizado”.

La que habla es Pilar Eyre. La periodista, una de las que más saber de la Familia Real española y de todo lo que se movió desde la abdicación del rey emérito hasta la proclamación del rey Felipe, se pronuncia. Cuando se cumplen diez años desde el ascenso al trono del hijo del rey emérito, todo cobra otro sentido. Pasaron muchas cosas durante aquel día marcado para la historia. Muchas las pudimos ver en directo, retransmitidas por televisión. Otras muchas se silenciaron hasta ahora.

“Las coronaciones en España no son como las de Inglaterra. Es un acto de jura delante del Congreso y la verdad es que fue un día que, analizado ahora, estuvo lleno de detalles”, explica Eyre en su exitoso canal de youtube. Y, desde luego, no le falta razón.

La proclamación del rey Felipe: dos ausencias con mucho peso

La familia Borbón y la familia Ortiz Rocasolano se dio cita en las Cortes para la jura del entonces príncipe Felipe. ¿Todos al completo? No exactamente. En el balcón de invitados estuvo la familia de Letizia, sí, y parte de la de Felipe. "La infanta Cristina estaba en Washington”, explica Eyre. “Empezaban los rumores de que había irregularidades con Iñaki Urdangarin y no se creyó conveniente invitarla”. No fue el único rostro que faltó en el momento más importante de la vida institucional del rey Felipe VI.

“Asombrosamente, no estaba don Juan Carlos. Esa fue la gran incógnita que recogieron todos los periódicos. ¿Por qué no estuvo el rey emérito en esta ceremonia?”, apunta la periodista. “Esto fue muy revelador de todo lo que se iba a descubrir después y que su hijo sabía perfectamente. Le eliminó de la fotografía”. Los futuros reyes, conocedores de los últimos años de reinado del emérito y de todo lo que estaba a punto de ocurrir, no quisieron empañar el legado.

La ausencia del rey Juan Carlos fue el punto más polémico de la jornada. El ya rey emérito se ausentaba de la proclamación de su propio hijo. Algo que muchos interpretaban como su resistencia a ceder el trono. No en vano, mucho se había especulado de cómo se había gestado la abdicación del rey Juan Carlos y quién había logrado convencerle de que era la mejor de las decisiones.

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Dos besos que marcaron la proclamación del Felipe y Letizia

“Era el momento que iban a recordar no solo ellos, sino los libros de historia”. La emoción de los futuros reyes se palpaba en todo momento. “Felipe y Letizia tuvieron varios gestos que después no los hemos vuelto a ver. No son de ir de la mano ni de darse besos”, explica Pilar Eyre. “Ella le puso la mano por la cintura y le susurró algo. Al menos pareció que le decía algo del estilo ‘qué emocionante’”. Llegaba el momento para el que tanto se habían preparado. Y eso que el camino no había sido fácil.

“Felipe hizo un pequeño discurso en el Congreso donde agradeció a su padre, también a su madre y se puso al servicio del pueblo”, explica la periodista. “El día en el que se habían casado no habían llegado a besarse. Salieron a la Plaza de Oriente y todo el público gritó beso y no tuvieron más remedio que besarse en la mejilla”. No fue el único beso que se produjo. También los reyes eméritos dieron una muestra de cariño cuando ya nadie se la esperaba.

“Allí tuvo lugar el único beso público de Juan Carlos a Sofía. Se nota que Juan Carlos se resiste. Sofía le agarró por el cuelo, le plantificó un beso en la mejilla y él se mostró muy incómoda. Se nota que no le gustó nada”, apunta Eyre. Y es que la relación entre los eméritos hacia ya mucho que había terminado. Poco después conoceríamos la existencia de Corinna y todo lo que había vivido el emérito con la princesa alemana.

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El ‘huerfanito’: la herencia de don Juan, el abuelo del rey Felipe

La periodista Pilar Eyre aprovecha el instante de rememorar la proclamación de Felipe para retrotraerse a los tiempos en los que el príncipe que iba a ser rey se llamaba Juan Carlos. Cuando el entonces rey realizaba cualquier discurso, siempre se eliminaba toda mención a su padre, el conde de Barcelona. “Cada vez que hacía un discurso, don Juan era eliminado como si don Juan Carlos lo hubiese traído la cigüeña, como si el padre no existía. Don Juan siempre comentaba a su intendente: “míralo, ahí está el huerfanito”.

“Yo pienso que Juan Carlos, desde Abu Dabi, también le dirá a su nieto Froilán, con quien tiene tan buena relación: ‘míralo, el huerfanito”’. Pocas cosas han cambiado en estos últimos diez años. El rey Juan Carlos se va aproximando a España con constantes viajes donde nadie de su familia se acerca a recibirle. Tan solo hemos visto a la infanta Elena en alguna ocasiones atendiendo a su padre. Ni rastro, claro, de los reyes y sus hijas. Felipe y Letizia han blindado a la princesa de Asturias para el futuro.

Desde Zarzuela se intenta evitar que la futura heredera comparta imagen con el rey emérito. Una línea roja que ya estableció Letizia con su suegro y sus entonces cuñados, los duques de Palma, y que sigue aplicando a sus hijas. El legado del emérito no puede empañar el futuro de la institución. Aunque para eso todavía queden muchos años por delante.
 

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