Lo de la infanta Cristina e Iñaki Urgangarín fue un auténtico flechazo. Él, el joven apuesto; ella, la infanta más joven con ganas de enamorarse. Y claro que lo hicieron. Fue en julio de 1996, en los Juegos Olímpicos de Atlanta, cuando se conocieron. Con su entorno de amigos más cercano como cómplices, se vieron durante meses a escondidas por miedo a que no les dejaran casarse. Por aquel entonces, el jugador de balonmano salía con otra joven, Carmen Camí, y como contó el círculo del vasco, durante un tiempo mantuvo las dos relaciones. Ninguna de las dos sabía de la existencia de la otra. Sin embargo, cuando se prometieron, apenas unos meses después de conocerse, todo cambió. Desde entonces Iñaki Urgangarín solo tenía ojos para la infanta.
Se casaron en la catedral de Barcelona el 4 de octubre de 1997. Ella estaba radiante con un diseño de escote barco y corte imperio de manga larga de Lorenzo Caprile, él no podía dejar de mirarla y ponerle ojitos. Y solo dos años después, en septiembre de 1999, nació Juan Valentín, el primer de los cuatro hijos que tuvo la pareja. Pablo Nicolás vino la mundo en 2000, Miguel en 2002 e Irene en 2005. Vivían en el Barrio de Pedralbes, veraneaban en Mallorca, en invierno esquiaban en Baqueira, los niños estudiaban en el liceo francés… eran la estampa de la familia perfecta. Tan rubios, tan altos, tan guapos…