Harry y Meghan ya han dejado claro en más de una ocasión que están dispuestos a tomar las medidas legales que haga falta con tal de defender su intimidad. Son ya varias las batallas legales que tienen abiertas contra algunos medios de comunicación. Luchas a las que ahora se une una más que está relacionada con su hijo Archie. Los duques de Sussex tienen un enfado monumental tras ver drones sobrevolando la casa en la que viven en Los Ángeles con los que los fotógrafos han intentado fotografiar a su hijo de un año. Tal y como informa la agencia Reuters, el matrimonio se ha presentado esta semana en la Corte Superior de Justicia del Estado de California para interponer una demanda en defensa de su intimidad y la de su hijo.
En la demanda el nieto de Isabel II y su mujer denuncian que unas fotografías en las que aparece Archie acompañado por su abuela Doria Ragland se han tomado en el interior de su propiedad, algo completamente ilegal. Además han añadido que se están utilizando métodos más allá de los drones, como helicópteros o agujeros en las vallas, para intentar conseguir imágenes de la familia. Tan dispuestos están de llegar hasta el final del asunto que han contratado al que ellos consideran el mejor abogado, un hombre que tiene mucho que ver con Kim Kardashian. Michael J. Kump es uno de los abogados en los que más confían los famosos, entre ellos el clan Kardashian y otros como Sandra Bullock o Michael Keaton.
En el escrito presentado esta semana por el abogado de Harry y Meghan se alega que lo que quieren es “proteger el derecho a la privacidad de su hijo en su propia casa sin intrusiones de fotógrafos, y para descubrir y frenar a aquellos que buscan sacar un beneficio de esas acciones ilegales”. Además se asegura que cuando se trasladaron a vivir a Canadá vivían de lo más tranquilos pero a las pocas semanas “el 'Daily Mail', un tabloide británico, decidió publicar su localización exacta, lo que se tradujo en 40 paparazzis y medios instalándose en esa tranquila comunidad venidos desde cientos de kilómetros”. De esta forma vuelven a abrir la guerra contra uno de los tabloides británicos con los que están en juicio.