Dicho y hecho. El príncipe Harry y Meghan Markle han cumplido una de las últimas grandes promesas que habían hecho a Isabel II. Aunque desde que llevaron a cabo el ‘Megxit’ son varias las ocasiones en las que se han saltado la opinión de la reina de Inglaterra y cada vez llevan una vida más distanciada de la de la familia del duque de Sussex, hay algo que sí han zanjado de la forma en la que habían dicho que lo harían. El matrimonio ha desembolsado los 2,7 millones de euros que en su momento costó la reforma de Frogmore Cottage, su residencia en Londres, y que se financió con dinero público.

Al anunciar que abandonaban la familia real británica los ciudadanos del país montaron en cólera porque hacía muy poco tiempo que habían utilizado su dinero para reformar esta casa y no les parecía bien que la inversión destinada para ello saliera de su bolsillo ahora que ni siquiera iban a representarles. Así que Isabel II les puso la condición de que devolvieran el dinero y así lo han hecho. Porque aunque ahora vivan en Canadá, la pareja quiere mantener esta casa como propia para las veces que regresen a Reino Unido.