Una de las principales razones por las que Harry y Meghan decidieron llevar a cabo el ‘Megxit’ fue su privacidad. Una de las peores cosas que llevaba la exactriz durante la etapa en la que formó parte de la corona británica era estar expuesta de forma constante a la opinión pública. Un tema que le ha traído más de un quebradero de cabeza, denuncias a medios de comunicación incluidas. Esta obsesión por la privacidad se incrementó cuando nació el pequeño Archie. El matrimonio siempre ha querido llevar en la más absoluta intimidad todo lo relacionado con su pequeño. Así que uno de los grandes objetivos de mudarse a Canadá y después a Los Ángeles, era llevar su vida de la forma más privada posible. Pero incluso allí les está resultando complicado.
Aunque ya no formen parte de la realeza británica, los duques de Sussex siguen generando mucho interés. Las cámaras están muy pendientes de cada paso que dan en esta nueva etapa de su vida. Así que no les ha quedado más remedio que incrementar las medidas de seguridad que les rodean. Esta vez lo han hecho en la casa en la que están viviendo en Los Ángeles. Hasta hace unos días se desconocía dónde estaban viviendo Harry y Meghan, pero la semana pasada el ‘Daily Mail’ desveló en exclusiva que se encuentran en la mansión que el magnate Tyler Perry tiene en una de las zonas más exclusivas de Beverly Hills. Una noticia que les ha inquietado porque ahora los fotógrafos ya saben en qué lugar encontrarles y los vecinos curiosos también pueden acercarse para ver qué están haciendo. Por eso, han decidido blindar al máximo la vivienda.
En las imágenes que se publicaron de esta casa hace unos días, se puede comprobar cómo desde fuera, la zona ajardinada en la que se sitúa la espectacular piscina se podía ver perfectamente. Por eso Harry y Meghan han decidido proteger todo lo posible su intimidad a través de una medida de seguridad extrema. Durante estos días hay personas trabajando en la mansión para llenar la verja de lonas y pantallas opacas para que desde fuera no se pueda ver nada de lo que está sucediendo en el interior. Este no es el único blindaje que la pareja ha hecho en los últimos tiempos. Poco antes de anunciar el ‘Megxit’ incrementaron las medidas de seguridad de Frogmore Cottage, su residencia oficial de Londres. Y cuando se mudaron a Canadá también convirtieron en un búnker la propiedad en la que se alojaron.
Lo que se desconoce sobre el nuevo blindaje es quién lo ha costeado. No se sabe si Harry y Meghan están pagando un alquiler a Tyler Perry por vivir en su mansión hasta que encuentren su propia casa o si el multimillonario los tiene como invitados. Al igual que es un misterio si la nueva medida de seguridad la han costeado ellos o ha sido el propietario el que ha desembolsado el dinero para que los duques de Sussex se sientan más seguros y cómodos en esta vivienda.