Cuando su apretada agenda oficial se lo permite, los royals de las diversas Casas Reales europeas aprovechan para hacer escapadas con las que desconectar de sus responsabilidades. Lo veíamos durante el puente de la Constitución, cuando los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda y Felipe y Matilde de Bélgica se reunían en la finca La Ventosilla, ubicada en la localidad toledana de Polán, para disfrutar de una jornada de caza. Apenas unas semana después, el 14 de diciembre, el monarca de los Países Bajos ha vuelto a nuestro país.
El marido de Máxima de Holanda ha viajado con dos de sus tres hijas, Amalia y Alexia, hasta Madrid, donde se alojaron en el Hotel Santo Mauro, tal como informa '¡Hola!'. Un alojamiento en el que ya se encontraban Federico y Mary de Dinamarca, que llegaron apenas un día antes con la princesa Isabella. El motivo de esta reunión royal no tenía nada que ver con su anterior visita, sino que se debía a una razón mucho más festiva: el cumpleaños de una persona de la familia Baumbach, la cual es dueña de la farmacéutica Boehringer Ingelheim.
El rey holandés y sus hijas tuvieron el tiempo justo para deshacer las maletas y cambiarse antes de tener que desplazarse a la finca Soto Mozanaque, propiedad de Ioannes Osorio, donde iba a dar comienzo el cumpleaños a las 19.00h. A parte de miembros de la realeza también acudieron aristócratas, políticos y empresarios, razón por la que la celebración estuvo marcada por una gran seguridad y mucha privacidad.
Quien no acudió a este evento fueron los reyes Felipe y Letizia. Al ser un cumpleaños privados es entendible que los monarcas no pudieran reunirse con sus tocayos holandeses y daneses, algo que no fue el caso en la ocasión anterior. Además, tampoco tuvieron tiempo de organizar una breve quedada con Guillermo Alejandro y las princesas Alexia y Amalia, con la que hay una relación muy especial, ya que tan solo un día después el monarca y sus hijas volvían a su país.
El plantón de los reyes Felipe y Letizia a Guillermo y Máxima de Holanda
Aunque en esta ocasión su ausencia estaba justificada, no fue el caso de la vez anterior. Los reyes holandeses, junto con Felipe y Matilde de Bélgica, se desplazaron hasta nuestro país para llevar a cabo una práctica algo polémica que nuestra monarquía ha intentado dejar atrás: la caza. Los cuatro monarcas se reunieron para disfrutar de una jornada de esta disciplina, así como probar la gastronomía de nuestro país y gozarlo con los bailes tradicionales.
A pesar de la buena relación que une a las Casas Reales de España y Países Bajos, Felipe y Letizia no quisieron acudir a dicha cita para desvincularse completamente de la cacería y la polémica que existe entre la opinión pública. Cabe recordar que el rey Juan Carlos era asiduo a este tipo de planes, siendo una de sus cacerías la que más polémica le causó. Algo de lo que los padres de la princesa Leonor querrían alejarse completamente.
Preocupación en los Países Bajos por la princesa Amalia
Este viaje de Guillermo Alejandro y sus hijas llega después de que saliera a la luz la preocupación que existe en los Países Bajos por la seguridad de la princesa Amalia. ¿La razón? Su acosador ha quedado en libertad. Todo se remonta a 2016, cuando la heredera al trono tenía 13 años. Wouter G., un exsoldado, se obsesionó de manera enfermiza por la hija de Máxima de Holanda. Le enviaba mensajes, la amenazó gravemente e incluso fue detenido por acceder a Villa Eikenhorst en Wassenaar, donde entonces vivía la familia real holandesa. Al detenerle, el hombre aseguró que él y la joven estaban en una cita.
Tras analizar la situación y reunir todas las pruebas, Wouter fue detenido definitivamente en 2020. Tras un juicio rápido, el tribunal de Zwolle le condenó a tres meses de prisión, seguidos de tratamiento psiquiátrico tras ser diagnosticado con esquizofrenia, según el citado medio. Ahora, tras seguir tomando medicamentos y demostrar una mejoría, se ha considerado adecuado liberar al exsoldado.
Fue el pasado 6 de diciembre, un día antes del 21 cumpleaños de Amalia, cuando Wouter fue dado de alta y recuperó su libertad. Aunque se debe confiar en la recuperación de este hombre, esta situación ha hecho que todas las miradas se hayan fijado en la heredera al trono, que vuelve a ver como su seguridad se convierte en un asunto de estado.
Y es que cabe recordar que Amalia ya ha vivido varias situaciones en las que se ha puesto su seguridad en entredicho. En 2022, la Mocro Mafia, un grupo organizado de los Países Bajos, amenazó con secuestrar y asesinar a la heredera al trono. Ante el temor de que llevaran a cabo su cometido, la princesa se mudo al castillo Huis ten Bosch de La Haya, donde vivían sus padres. Un tiempo más tarde, viendo que la situación no mejoraba, se consideró que era mejor que la primogénita se mudara a Madrid para poner distancia y donde los reyes Felipe y Letizia estuvieron pendientes de su bienestar.