Vuelven a las andadas. La reina Letizia, acompañada de sus hijas Leonor y Sofía y de la reina emérita hacía acto de presencia en Palma de Mallorca a una hora un tanto intempestiva. Con la agenda despejada durante varias jornadas, la reina y sus acompañante decidían salir de palacio a las cuatro de la tarde. Desafiando el calor extremo y las altas temperaturas llegan al centro de la ciudad en el coche que conducía la princesa Leonor. A partir de ahí, una serie de gestos a los que ya estamos más que acostumbrados. Tras la naturalidad exhibida en París, llega la artificialidad de Marivent.
Con un sol de justicia, la reina, la princesa, la infanta y la reina emérita paseaban por las calles del centro de Palma para realizar algunas compras. Acudieron al mercadillo, como suele ser habitual cada vez, y luego a una tienda de nutrición. Saludaron a los presentes e hicieron como que no estaba pasando nada, como que era algo completamente normal encontrarse a parte de la Familia Real un martes cualquier luego de comer. Es entonces cuando salen las posturas de siempre y los corsés aprendidos durante tantos años.
En un momento en el que Casa Real se encuentra en pleno cambio y llegan aires nuevos, tal vez sería el momento idóneo de comenzar a cambiar viejas estructuras que ya dejan de tener sentido. Y es que ¿es acaso lógico que la princesa Leonor y la infanta Sofía sigan paseando del brazo de su madre ante la mirada de los periodistas?
Una complicidad entre la reina y sus hijas más que evidente
Que la reina Letizia tiene devoción por sus hijas es algo que no necesita justificación. De la misma forma que tampoco lo requiere que estas vean en su madre un ejemplo en el que reflejarse, tanto personal como institucionalmente. Aun así, resulta habitual en cuanto llega el verano y la estancia en Palma de Mallorca ver un exceso de gestos entre madre e hijas delante de las cámaras. Las jóvenes, ambas ya independientes, pasean del brazo de su madre y conversan como si no estuviesen siendo grabadas.
Lo mismo ocurre con su abuela, la reina Sofía. Hay un interés especial en que las jóvenes de la casa muestren una cercanía con la emérita que, en muchos casos, se ha puesto en duda. La princesa Leonor y la infanta Sofía siempre han tenido más relación con su abuela materna que paterna. Paloma Rocasolano pasa instantes en palacio con su hija y sus nietas que la reina Sofía seguro que también desearía. Es solo cuando están en público cuando este cariño se reafirma.
Las hijas de los reyes han pasado de permanecer en París, asistiendo felices a los Juegos Olímpicos, a estar en Palma de Mallorca siguiendo unas directrices que les quedan algo encorsetadas. Si algo ha encantado del paso de Leonor y Sofía por la capital francesa ha sido su solvencia y profesionalidad además de su carácter sonriente y natural. Algo que se pierde en cuanto llegan a España.
La presencia de la reina Sofía
Si bien durante esta última tarde de compras sí hemos podido ver como las hijas de los reyes prestan especial atención a la reina emérita -algo que también hace la reina Letizia durante la recepción oficial en Marivent-, fue en la cena en familia donde quedó más patente. La princesa Leonor y la infanta Sofía fueron las encargadas de conducir las sillas de ruedas de Irene de Grecia y de Tatiana Radziwill, prima de su abuela. No fue, desde luego, una elección casual.
La atención que los miembros de la Casa Real dedican a Irene de Grecia durante las vacaciones en Mallorca siempre llama la atención. El año pasado fue la reina Letizia la que no se separó de la tía abuela de su marido, ya aquejada de un estado delicado. Más llamativo resulta que fuesen las hijas de los reyes las que atendiesen a la prima e íntima amiga de la reina emérita. Alguien con quien tampoco parece que guarden demasiada confianza.
Palma de Mallorca suele ser siempre el escenario de los posados menos naturales de los reyes. Tal vez la evidente incomodidad que siempre le ha generado a la reina Letizia este trance en verano ha sido la que ha determinado todo. Letizia ha tratado siempre de acortar todo lo posible su paso por Mallorca y su estancia en Marivent. Aunque en los últimos años sí se haya acostumbrado a la isla. No puede olvidarse que fue allí donde se generó el gran escándalo de la Casa Real, con su encontronazo con la reina Sofía en la Catedral de Palma.
Las ‘salidas de chicas’ de la Familia Real
Las ausencias del rey Felipe por cuestiones de agenda en los últimos años han hecho que estas ‘salidas de chicas’ también se hayan convertido en algo habitual. El año pasado, Letizia fue al cine con sus hijas, a visitar una granja escuela y a pasar una jornada de compras. En varias de estas salidas está presente la reina Sofía, la que más disfruta de Marivent y de las semanas en Mallorca.
Ahora, con la mayoría de edad de la princesa Leonor y la marcha de la infanta Sofía a Gales, no sería de extrañar que alguna de estas apariciones fuesen en solitario. Las hijas de los reyes tienen ya su propia agenda, como se ha podido ver en París. ¿Una aparición con amigas sería mucho pedir? Cuando se dejan de lado las imposiciones de los posados, Leonor y Sofía acaban ganándose a los presentes sin mucha dificultad.
Por el momento, lo que sí parece confirmado es que, cuando el rey regrese de París, se producirá el tradicional posado de la Familia Real en verano. Una estampa que se repite año tras año y que, cada vez, ha estado menos concurrida. Lejos quedan aquellos agostos de Juan Carlos y Sofía donde sus hijos y nietos acudían a la llamada. Ahora todo está en manos de los reyes.
¿Cómo es la relación de Leonor y Sofía con la familia de su padre?
Entre los principales objetivos de los reyes Felipe y Letizia se ha encontrado salvaguardar la imagen de sus hijas, sobre todo de Leonor. La heredera al trono se ha mantenido alejada de los miembros de la familia de su padre. Ni una imagen reciente con el rey Juan Carlos, aislado en Abu Dabi desde su abdicación y la salida a la luz de los escándalos con Corinna. Tampoco con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, apartados de la Familia Real tras el caso Nóos. Las hijas de los reyes permanecen fuera de todo.
En los últimos tiempos hemos visto como, poco a poco, las hermanas del rey Felipe han ido aproximándose a los reyes. Letizia daba la campanada acudiendo al cumpleaños de la infanta Elena, algo que nadie dio por sentado. El paso del tiempo y, sobre todo, el divorcio de la infanta Cristina han facilitado las cosas. Ahora, de ahí a una estampa familiar con la princesa de Asturias y la infanta Sofía hay un paso de gigante. Los nuevos aires de Zarzuela siguen en la tónica que se ha trabajado hasta ahora: la Familia Real solo son cuatro miembros. Como mucho, la reina Sofía.