Federico y Mary de Dinamarca: de las fotos que propiciaron un cambio de mandato a las críticas recibidas por su desempeño laboral

El monarca y su esposa coparon en los últimos meses bastantes titulares por su supuesta crisis matrimonial y el descenso en la popularidad de la monarquía

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 22 de diciembre de 2024, 07:00

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Madrid se convirtió en otoño de 2023 en la peor de las pesadillas de Mary de Dinamarca. Y todo porque su marido Federico, en ese momento heredero al trono danés, fue protagonista de unas fotografías donde se le veía dando un paseo nocturno por la capital española en compañía de Genoveva Casanova. Las instantáneas fueron portada de Lecturas y causaron bastante revuelo en el país escandinavo. Tanto es así que el día 31 de diciembre, para sorpresa de todos, Margarita de Dinamarca anunció su abdicación tras ocupar el trono durante más de medio siglo.

Según la mayoría de los expertos, la reina tenía pensado abdicar igualmente, debido a su avanzada edad y a sus achaques de salud. Pero parece que decidió adelantar el anuncio para desviar la atención del escándalo de las citadas fotos y asegurar la continuidad de la monarquía, en horas bajas tras lo sucedido. Ninguno de los protagonistas de la controvertida portada quiso entrar en detalles, aunque Genoveva lanzó un comunicado asegurando que “no tengo relación alguna con él, como se está dejando caer. Somos amigos y las fotos no demuestran nada. Salvo para quien quiera tergiversar las imágenes y ver donde no hay".

La periodista Pilar Eyre contaba en uno de sus habituales artículos que el ascenso al trono de Federico era la única manera de que Mary siguiera adelante con su matrimonio: "Cuando huyó a Australia, Margarita envió a un consejero para comunicarle su propósito de hacerla reina y solo entonces Mary cambió de parecer y decidió que le compensaba fingir que aceptaba la explicación de su marido: que no había pasado nada". 

 

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Otras visitas a Madrid

Fue a mediados del mes de enero cuando el hijo de Margarita II y el diplomático francés Enrique de Laborde de Monpezat resultó proclamado rey de Dinamarca. A nadie le pasó desapercibido que, mientras estaba asomado al balcón del Parlamento danés, le plantara un beso a su esposa, probablemente para callar bocas —algunos especialistas en Casa Real apuntaron que la australiana conoce de sobra la faceta mujeriega del padre de sus cuatro hijos (Christian, Isabelle, Vicent y Josephine), pero tanto uno como el otro habrían optado por anteponer la tarea de seguir perpetuando la institución a los sentimientos personales—.

Curiosamente, o quizás no tanto, el monarca volvió a visitar Madrid en un par de ocasiones en los últimos meses. Primero en un viaje privado emprendido en febrero, al menos según informaciones publicadas por cierta revista española. Y la última este mismo mes de diciembre, para asistir a la fiesta de cumpleaños de un miembro de los Baumbach, la familia alemana propietaria de la farmacéutica Boehringer Ingelheim. Alojado junto a Mary y su hija mayor en el sofisticado Hotel Santo Mauro, el danés coincidió en ese misterioso evento con otros royals —como el rey Guillermo Alejandro I y su hija la princesa Amalia de Holanda—, y hasta sacó tiempo para hacer algunas compras navideñas en las tiendas de lujo de la Milla de Oro junto a los suyos.

Aunque Federico no ha copado titulares únicamente por las noticias relacionadas con sus amistades entrañables. También su papel al frente de la Corona danesa ha dado que hablar en los últimos tiempos. Y no siempre de forma positiva. De hecho, muchos de sus súbditos consideran que no ha estado a la altura de las expectativas y han criticado que dedique tanto tiempo a estar con la familia y darse la vida padre en detrimento de su agenda de actos oficiales. Máxime cuando el Parlamento danés aprobó recientemente un considerable aumento —algo más de dos millones de euros— en la partida de la Casa Real—.

 

Más sueldo, menos mecenazgos reales

Por lo visto, Federico recibió en 2023 una retribución de alrededor de 1,9 millones de coronas (unos 255.000 euros) al mes, mientras que Mary se quedaba con un diez por ciento de dicha cantidad. Según un sondeo elaborado por la cadena de televisión 'DR', muchos daneses —en concreto, el 48% de los encuestados— se han posicionado muy o bastante en desacuerdo  con que se aumentara el sueldo total de los 'royals'.

El diario nórdico Extra Bladet afirmó al respecto que "los políticos pueden haber hecho un flaco favor a la Corona" dándole más dinero, ya que una de las "mayores debilidades de la Familia Real es que la población tenga la impresión de que no está obteniendo una buena relación calidad-precio". Y sobre todo porque, ya no se trata solamente de que estén ganando más parné, sino que además han reducido considerablemente su labor filantrópica. 

No en vano, con la llegada de Federico al trono, la Familia Real ha pasado de 258 a 140 mecenazgos reales —cuyo objetivo consiste en apoyar una causa o a una asociación u organización benéfica—. En ese sentido, el periodista Kim Bach, experto en Casa Real danesa, señaló al diario Ekstra Bladet que "estas organizaciones los ven como algo especial, como un importante sello de aprobación de su trabajo. Está claro que la Casa Real ha pensado mucho más en sí misma que en los mecenazgos".

Un notable patrimonio

La asignación antes mencionada supone la principal fuente de ingresos de los reyes, que aun así cuentan con un más que interesante patrimonio. Bien es cierto que su principal residencia oficial, el complejo del palacio de Amalienborg, en Copenhague, es propiedad del Estado y está dirigida por la Agencia de Palacios y Propiedades, que la pone a disposición del monarca de turno a cambio de que este se haga cargo de los gastos de mantenimiento. Pero este no es el caso de otras propiedades de las que el clan disfruta en distintos momentos del año, como el Castillo de Marselisborg, en Aarhus, al norte del país, donde todos ellos suelen pasar parte de los meses de verano. 

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También cuentan con el Château de Cayx, un castillo —ubicado en el sur de Francia— que data originalmente del siglo XIV y está situado en pleno viñedo de Cahors. Federico heredó la propiedad de su padre —no obstante, durante mucho tiempo había pertenecido a la familia de Laborde de Monpezat—. Y tampoco hay que olvidar la interesante flota de coches y motos de lujo y el pabellón de caza que posee el actual monarca, ni la espectacular colección de joyas de la corona danesa que acaba de heredar la reina consorte.

En cualquier caso, Jesper Olsen, presidente de Transparencia Internacional Dinamarca, comentó a la revista Billed Bladet que los daneses no se interesan demasiado por el capital de sus soberanos. "Esto está relacionado con el hecho de que, si se compara con la fortuna de los Windsor, sabemos que la diferencia es colosal", comentó. "La familia real danesa es ciertamente rica, pero no tanto como ellos. Sería como comparar un miniprincipado con un imperio".

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