La imagen de la reina Letizia (52 años) completamente desolada y con la cara llena de barro junto a los afectados por la tragedia de la DANA en Paiporta nos ha mostrado la faceta más humana de la monarquía española. En su visita a Valencia, los reyes se han enfrentado a una situación cargada de tensión, con vecinos exigiendo respuestas y expresando su desesperación tras perderlo todo. Frente a esta escena de caos y dolor, doña Letizia se rompía por completo, como nunca antes. Sin poder contener las lágrimas, elegía, junto a don Felipe, quedarse junto a los damnificados, escucharlos y ofrecer consuelo, incluso cuando el equipo de seguridad le pedía retirarse por su propia seguridad.
La escena no tardaba en hacerse viral. Imágenes que corrían como la pólvora en las redacciones de medio mundo. En Lecturas.com Pau Sabaté, experto en imagen y marca personal, ha analizado la forma en la que su visita a Paiporta ha influido en la nueva imagen de la Corona.
"Se ha convertido en un momento simbólico", destaca el experto al mismo tiempo que recalca la necesidad de Felipe y Letizia de estar cerca del pueblo en estos momentos tan duros.
"La reina Letizia rompe todos los moldes"
A diferencia de don Felipe, que ha sido educado para su papel como Rey, la Reina ha tenido que aprender a contrarreloj la forma en la que se tiene y debe comportar un miembro de la Casa Real. Alejado por completo de cualquier protocolo, el matrimonio real se acercaba a decenas de afectados, momentos que ya son historia y que han sacado a relucir "una sensibilidad y cercanía que ha redefinido su imagen".
Con frases como "Tienes razón" y "Te entiendo" o "Lo siento" dirigidas a los vecinos de Paiporta, doña Letizia no solo mostró empatía, sino también una disposición sincera para escuchar y acompañar a quienes más lo necesitan en un momento de caos absoluto. Según Sabaté, este cambio "conecta emocionalmente con la realidad de quienes están sufriendo". Y sentencia: "Este tipo de respuesta es una clara ruptura con la imagen distante y protocolaria que tradicionalmente ha caracterizado a la monarquía española".
En el pasado, don Juan Carlos y doña Sofía no se involucraban de una forma tan cercana, una distancia con la que Felipe y Letizia han roto de forma tajante. "Letizia ha demostrado en varias ocasiones que no teme involucrarse y mostrarse humana, y en Paiporta dejó claro que no iba a dar un paso atrás, aunque la situación se tornara tensa. Al hacerlo, envió un mensaje sobre el papel actual de la monarquía: una institución que está ahí para su pueblo y que no se aleja del sufrimiento cuando más apoyo necesita", ha asegurado el experto.
La evolución de la Casa Real con Felipe y Letizia al mando: del protocolo a la empatía
La transformación de la monarquía española es evidente. Durante años, los miembros de la Casa Real solían mantener una postura más reservada y distante, cuidando cada detalle para preservar el respeto y la solemnidad. "Don Juan Carlos I, por ejemplo, evitaba exponerse a situaciones donde la emoción o la vulnerabilidad se hicieran evidentes. Su estilo se centraba en el protocolo y la representación formal, proyectando una imagen de estabilidad y moderación", recuerda Pau Sabaté. No obstante, los tiempos han cambiado (y mucho) don Felipe y doña Letizia han tenido que adaptarse a un entorno social y mediático muy diferente en la que su máxima es conectar con el pueblo de una forma más cercana y natural. "La sociedad de hoy espera una monarquía que no se limite a ser un símbolo, sino que demuestre humanidad y comprensión", asegura el experto.
Para Sabaté, doña Letizia ha sido una pieza "clave" en esta transformación. "Su forma de enfrentar situaciones complejas –ya sea escuchando a personas en dificultades, visitando hospitales o interesándose de forma sincera por causas sociales– ha aportado una dimensión de sensibilidad que es muy bien valorada, especialmente en estos tiempos donde los ciudadanos buscan líderes que los entiendan y se identifiquen con sus luchas", destaca.
La decisión de la Reina de desobedecer a su equipo de seguridad y quedarse en Paiporta para atender las plegarias de los damnificados incluso poniendo en riesgo su bienestar, "es un claro ejemplo de su compromiso". Así, lejos de debilitar su imagen, esta situación crítica "ha reforzado su posición como una figura empática y accesible", un aspecto que muchos valoran profundamente. "Lo ocurrido en Valencia también refleja una nueva dirección para la monarquía española, que ha entendido la importancia de estar presente no solo en celebraciones y actos oficiales, sino también en los momentos de máxima dificultad". Según Pau Sabatè, con su labor, los reyes están "redefiniendo la percepción que muchos españoles tienen de la institución y, por consiguiente, de ellos".
Y sentencia: "el crudo episodio en Paiporta nos muestra un Rey y una Reina que no solo cumplen con su deber, sino que lo hacen con el corazón en la mano". Frente a los gritos, la catástrofe y la desolación de los afectados, doña Letizia "ha demostrado ser una figura capaz de conectar y de ofrecer consuelo, sin miedo a mostrarse vulnerable". "Este acto de empatía y valentía deja claro que, bajo su influencia, la monarquía española está encontrando una nueva manera de servir al país: no como un mero símbolo, sino como una institución que realmente acompaña al pueblo en sus momentos más oscuros", ha concluido.