El 29 de abril de 2011 Reino Unido celebró uno de los días más importantes de la historia con la boda de Kate Middleton (42 años) y el príncipe Guillermo (42 años). La pareja se dio el 'sí, quiero' en la Abadía de Westminster poniendo un broche de oro a una relación que comenzó en 2003 y que pasó por varios altibajos, incluida alguna ruptura. Fue sin duda una de las ceremonias más vistas y más caras. Y es que el matrimonio se gastó unos 25 millones de dólares en el enlace, una cantidad de la que 90% se destinó a la seguridad.
Trece años después de la celebración, la pareja está más fuerte y más feliz que nunca. Son un gran apoyo el uno para el otro (a pesar de los rumores de infidelidad) y la prensa británica señala que su matrimonio rompe con la tendencia familiar de la separación, como la del príncipe Carlos y Diana y el del príncipe Andrés y Sarah Ferguson. De hecho, poco después de que Guillermo y Kate anunciaran su compromiso, el ex secretario privado de Lady Di, Patrick Jephson, comentó que si ella fuera su hermana, le hubiera recomendado que consiguiera un buen acuerdo prenupcial".
De hecho, Patrick apuntó que "Kate no solo se va a casar, se va a dedicar a un negocio". Unas palabras a las que no hizo caso. Y es que al príncipe Guillermo también le recomendaron que su mujer firmara, como consorte, unas capitulaciones antes de darse el 'sí, quiero' (Letizia las tiene). Y es que detrás de esas historias de amor aparentemente perfectas se encuentra una enorme lista de renuncias a las que tienen que hacer frente para salvaguardar los millonarios patrimonios de las diferentes casas reales.
¿Qué hicieron Kate y Guillermo? Caso omiso a las recomendaciones. Según fuentes reales de alto rango de la época, no se redactó ningún documento legalmente vinculante antes de la boda para salvaguardar la riqueza del futuro rey o garantizar que Kate mantuviera un cierto estilo de vida si alguna vez se separaban. De hecho, también explican que hay informes en los que el príncipe de Gales dice conocer que un acuerdo legal sería una buena idea, pero que se había negado a firmarlo.
Además, otra fuente le dijo al 'The Daily Mail' explicaron que "para que él se negara, alguien tendría que habérselo sugerido y no fue así. No hay un acuerdo prenupcial vigente para esta boda". Lo cierto es que a pesar de que Kate y Guillermo no lo firmaron, no son los únicos en la familia real británica. Y es que la princesa Diana ni Sarah Ferguson tampoco lo tuvieron. Eso sí, los resultados fueron bastante diferentes. La duquesa de York recibió durante diez años 15.000 libras al año del príncipe Andrés desde que finalizó su matrimonio en 1996. Pero los abogados de la madre de Harry y el futuro heredero al Reino Unido le consiguieron una indemnización de 17 millones de libras cuando se divorció del entonces príncipe Carlos.
Por qué a Kate no le hacía falta un acuerdo prenupcial
Antes de su boda real, Kate ya era relativamente adinerada, sobre todo porque, según se cuenta la prensa británica, su familia heredó un fondo fiduciario cuyo valor se estimaba en más de 3 millones de libras en 2014. Pero no solo eso, cuando nació la duquesa de Cambridge, su padre, Michael, era piloto de la Royal Air Force y su madre, Carole, azafata, pero cinco años después de dar la bienvenida a su hija, comenzaron su negocio llamado Party Pieces que se convirtió en una empresa exitosa. Tanto que en su momento, cuando Middleton se casó con Guillermo, estaba valorada en 30 millones de libras, según el 'Evening Standard'.
La familia de la futura heredera consorte, que ahora no pasa su mejor momento y se está recuperando del cáncer que fue diagnosticada a principios de 2024, se convirtió en multimillonaria, por lo que envió a sus tres hijos a una prestigiosa escuela privada, Marlborough College. Pero además también pudieron comprar un apartamento en Londres y tener una gran mansión familiar en Bucklebury, Berkshire.¿Fue este el motivo por el que Kate no quiso firmar ningún acuerdo? ¿Se habrá arrepentido de ello al conocer que sus padres ahora no pasan por el mejor momento económico?