Dos años y medio después de su última recepción, y con una pandemia por medio, los Reyes, Felipe y Letizia, se han convertido en los anfitriones en honor al presidente de Corea del Sur y su esposa. Tras el recibimiento de rigor en la Plaza de la Armería, los monarcas agasajaron a sus invitados con una cena de Estado marcada por las restricciones sanitarias y por un cambio de etiqueta. Tal y como acordaron ambas delegaciones se trataría de una cena de perfil bajo, sin tiaras ni grandes lujos pero lo que no faltó fueron los intercambios de regalos.
Sus Majestades han regalado al mandatario coreano y su esposa una reproducción realizada a mano de la nao Victoria del siglo XVI en la que Juan Sebastián Elcano completó la primera vuelta al mundo. Pero no ha sido lo único, a esta pieza exclusiva hay que añadir una edición facsímil de 'Dibujos y estampas' de Goya; una escultura de una concha jacobea tallada en gema serpentina y un cuadro con dibujo a plumilla de la explanada de la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela.
El presidente coreano y su mujer no han viajado a España con las manos vacías. Los Reyes han recibido en forma de agradecimiento la pintura 'El sol, la luna y las cinco cumbres', un juego de té hecho con porcelana blanca tradicional de Corea y plata, y unos jarrones de cristal reciclado.
El salón del Trono también había sido modificado para la ocasión. Antes, todos los invitados se disponían en una enorme mesa alargada presidida por los Reyes pero en esta ocasión se separaron en varias mesas redondas. En la principal, don Felipe se colocó en medio del presidente coreano y su esposa, Kim Jung-sook, mientras que Letizia se rodeó de Moon Jae-in y Pedro Sánchez.