La vuelta a Buckingham de la reina Isabel II, que se encuentra en su residencia de verano en Balmoral, prácticamente coincidirá con la (prometida y esperada) vuelta a la vida pública del príncipe Harry y Meghan Markle.Se augura un otoño caliente dentro el seno de la familia real británica, donde aún colean las controvertidas acusaciones y duros reproches de los duques de Sussex en la entrevista con Oprah Winfrey. Tras unas semanas tranquilas, sirva la inesperada reaparición del nieto de Isabel II como adelanto de lo que está por venir.
De rigurosa etiqueta, el príncipe Harry hacía un paréntesis en su permiso de paternidad y reaparecía en una pantalla gigante instalada en la sala de eventos de la Tate Modern de Londres solo unos días después del 24 aniversario de la muerte de su madre, Lady Di. El nieto de Isabel II quería estar presente en la entrega de unos galardones que reconocían a diferentes personalidades de esferas tan diferentes como la cultura, el deporte y el espectáculo. Ni que fuera a través de videollamada.
Harry conectaba con el célebre museo alrededor de las 11 de la noche. La tecnología unía su 'hogar' en el pasado con su actual ubicación en California, donde eran las 3 de la tarde. Ningún detalle revelaba que estuviera conectando desde la mansión en la que vive con Meghan Markle –que no acompañó en esta ocasión a su pareja–, y sus dos hijos pequeños. La cámara solo permitía verle a él con un impecable esmoquin tradicional de terciopelo negro y, detrás, un elegante y discreto ramo de rosas blancas.
En su breve discurso ni un órdago ni una provocación ni ninguna referencia a 'la Firma'. No era la ocasión de hacerlo, pues los protagonistas de la noche eran las personas a la que se les reconocía su trabajo en cada una de las facetas en las que destacaban. ¿Estará reservándose para el otoño? La estación es larga y aún queda mucha punta que sacar a los titulares que Oprah Winfrey y una reacción a la decisión de Isabel II de tomar medidas legales contra los Sussex.