Siguiendo la vida laboral de su marido, Magdalena de Suecia decidió salir de su país de origen en 2015, donde permaneció junto al financiero Chris O’Neill y sus hijos hasta el verano pasado, cuando la familia al completo -ya con la pequeña Adrienne- se mudaba a Florida donde residen desde entonces.
Sin embargo, vivir a un océano de distancia de sus padres, hermanos y amigos más cercanos no hace más que acercar a la princesa a su hogar. Magdalena no pierde ocasión de volar hasta Estocolmo siempre que puede, y si no le es posible, se encarga de mostrar a través de sus redes sociales que su corazón en muy sueco.
Pero la situación de crisis sanitaria ha empeorado esta lejanía, impidiendo a la hija de los reyes Carlos Gustavo y Silvia volar hasta su país de origen cuando lo vea necesario. Es quizá por eso se ha visto invadida por la nostalgia, una tristeza que podría hacer cambiar el rumbo de su familia.
Al menos así será este verano, cuando Magdalena y su prole regrese para pasar un largo periodo de sus vacaciones en el Palacio de Solliden, la residencia de verano de la Familia Real situado en la isla de Öland, en el sur del país. Es allí donde la Familia Real disfruta por unos días de la tranquilidad de la costa báltica, sin lugar a dudas, el mejor encuentro entre los primos.
Así lo afirma la sueca Svenks Dam, alegando que la princesa se ha sentido "sola y excluida" sin tener vida social, tan importante para ella al estar en un país extranjero. Por este motivo, habría decidido permanecer durante todo el verano en Solliden, a pesar de que es muy probable que su marido no pueda acudir una temporada tan extensa. Unas vacaciones que, en un principio, estaban pactadas con el rey Carlos Gustavo para que le diera el visto bueno a la hora de mudarse a Estados Unidos, pero que al menos el año pasado no se cumplieron, para disgusto del monarca.
Además de la reunión con su familia, la pequeña de los Bernadotte también sueña con pasar tiempo junto a sus amigas. En concreto con Louise Thott, que acaba de tener una bebé a la que Magdalena aún no conoce personalmente. Parece que las videollamadas y el teléfono no son suficientes para que la princesa consiga sentirse bien en su nueva residencia de Florida.