Conocida como "La princesa desaparecida", Marie-Christine de Bélgica (de 68 años), primera hija del rey Leopoldo III y la princesa Lilian, hermanastra del rey Alberto II y, por lo tanto, la tía del rey Felipe de Bélgica, se marchó a Estados Unidos hace más de 40 años con la intención de romper cualquier lazo familiar con su país natal.
Fue en 2007 cuando se tuvieron las primeras noticias de la royal, al conceder una entrevista al diario diario Laatste Nieuws, pero la información fue un visto y no visto, ya que la princesa volvió a desaparecer. Su paradero ha sido toda una incógnita desde entonces.
Trece años después, un medio de comunicación belga ha tenido noticias suyas. Gracias a ello se conoce que Marie-Christine, quien en su momento abogó por la abolición de la monarquía en Bélgica y quien nunca se sintió cómoda encarnando un papel dentro de la Casa Real, vive en Sequim, un pueblo de menos de 7.000 habitantes perdido en medio del desierto de Washington, Estados Unidos.
De entre todos sus familiares, su hermana Esmeralda de Bélgica (en la imagen) ha sido la única que ha luchando por mantenerse en contacto con ella. "Marie-Christine no quiere mantener ningún contacto ni con la familia ni con los amigos del pasado. Es su elección. Dice que tiene una nueva vida. Me pone triste, pero respeto su decisión. Lo intenté durante 4 años, pero ella realmente no quiere y no puedo obligarla", aseguraba con pena en Het Laatste Nieuws.
Junto a su marido Jean-Paul Gourgues, Marie-Christine ha encontrado la felicidad en este recóndito enclave estadounidense desde el que cuentan con unas magníficas vistas de las montañas y bosques de Sequim.
Con respecto a los motivos que la princesa tuvo para huir, no se descartan los traumas infantiles y una complicada relación con sus padres, tal y como ha relatado el periodista Mario Daneels. Según ha desvelado, la princesa se apartó de su familia para denunciar la crueldad con la que la trató su madre, antigua institutriz de la familia real.