Fue la decisión acertada. La reina Letizia se encontraba en mitad de una agria polémica que encontraba más cobertura fuera que dentro de nuestras fronteras. Las declaraciones del que fuese su cuñado habían puesto a la mujer de Felipe VI en el disparadero. Poca o ninguna credibilidad se daba a un testimonio que sí encontraba repercusión en los medios extranjeros. La reina, tal y como explica Pilar Eyre en su último artículo en la revista Lecturas, sacaba fuerzas de flaqueza para continuar con su agenda. Hacer el trabajo y hacerlo mejor que nunca fue la decisión que tomó Casa Real. Y visto con el tiempo, ha sido la correcta.
El aniversario de la proclamación del rey Felipe ha sido el punbto de inflexión en una monarquía que reclamaba un cambia. El 'efecto Letizia' se estaba notando pero la reforma debía ser estructural. Más cercanía, más espontaneidad y aprovechar los valores fuertes de la Familia Real. Dicho y hecho. Lejos quedan aquellos tiempos en los que los reyes y sus hijas desaparecían en verano para disfrutar de vacaciones privadas. Este año les hemos visto tanto que ya parece incluso demasiado. Los reyes y sus hijas son protagonistas. Cada uno de sus movimientos es seguido, sus declaraciones se escuchan, todo el mundo quiere saber.
La periodista Pilar Eyre recoge en su artículo para nuestra publicación la clave por la que Letizia no solo ha acertado en sus decisiones, sino que ha logrado garantizar la permanencia de la monarquía. Un movimiento inteligente que comienza a dar sus frutos.
La decisión de la reina Letizia
“Cuando busquemos a partir de ahora la definición de resiliencia en el diccionario saldrá solo una palabra: Letizia”, explica Pilar Eyre. “Primero se notó en los actos a los que acudía sola. Redobló la preparación de los discursos dejando margen a la improvisación, ya que la reina tiene tablas. En esta dura lucha contó con unas aliadas inesperadas: las feministas”. Tal y como recoge la periodista, todas se pusieron de su lado. “Como me decía un viejo cronista “con ese apoyo,y el de los jóvenes y de gente de izquierda, tenemos monarquía para rato. Ha sido muy inteligente jugar esa carta”.
“Y ahora ha tenido su explosión en los actos de París. Yo no creo haber visto más guapa a Letizia que con la capucha del impermeable que la organización facilitaba a todos los espectadores, reyes o carpinteros. Pasaba la cabeza cortada de María Antonieta y Letizia aplaudía como si fuera Robespierre”, afirma. “¡Y después ese desbordamiento de emoción con los deportistas españoles! Al unísono con su marido. Pudimos darnos cuenta de que había dos equipos en representación de España, el olímpico y el de nuestros reyes, tan entrenado como el primero”.
Tras los reyes llegaron las infantas. La princesa Leonor y la infanta Sofía cogían el testigo de sus padres y encabezaban la presencia real en los Juegos Olímpicos. Acudieron a todos los encuentros con deportistas españoles e intercambiaron palabras con ellos. Sonrientes, se dejaban ver, posaban con los ciudadanos e incluso apabullaban a los granados jugadores con su preparación y su tranquilidad. Leonor ejerce, por primera vez, de heredera al trono con todas las letras.
Letizia, empoderada, tranquila y preparada
“Ya en Palma, el domingo, en la clausura del Festival Atlántida, la reina fue la Letizia de antaño, la de las grandes ocasiones. El vestido lencero, escotado y de una sutil tela que todo lo marcaba, nos mostraba a una mujer empoderada, orgullosa de su cuerpo y, sobre todo, sin miedo. Ole por ella”. Eyre retrata el broche final al derroche de apariciones que los reyes han protagonizado en pocos días. La reina ha marcado su agenda como nunca. Tras el deporte, llegaba el cine y la cultura. Gran aficionada, Letizia no se pierde una edición del Festival Atlántida.
Les quedan por delante los días de Marivent. Mientras en el pasado la reina intentaba pasar el menor tiempo posible en la isla, durante los últimos veranos la hemos visto sin parar. Incluso sin el rey, de hecho. Letizia ejerce de anfitriona y sale a cenar con sus hijas y su suegra. Cine, mercadillos, paseos, todos los planes son pocos para la reina. Este año no será muy distinto. La infanta Sofía regresa a Gales a finales de agosto y lo mismo ocurre con la formación militar de Leonor. Les queda poco verano por delante.
Tras el posado habitual en Palma de Mallorca hay quien asegura que puede que la Familia Real coja unos días de descanso. También se pensó el año pasado y no ocurrió. Los nuevos Felipe y Letizia ya poco tienen que ver con los anteriores. Incluso el rey, criado bajo la férrea batuta de la reina Sofía, ha logrado quitarse el corsé. Nunca antes le habíamos visto tan sonriente. Llegan nuevos aires y, por el momento, son bien recibidos.
La prensa extranjera se rinde a Leonor y Sofía
La presencia de las hijas de los reyes en París no ha pasado desapercibida para nadie. La princesa Leonor y la infanta Sofía sorprendían acudiendo en solitario a los Juegos Olímpicos. Lo hacían con el uniforme de la representación española y con su correspondiente acreditación. A muchos les llamaba la atención que Sofía ejercía de acompañante oficial de su hermana. Claro que ahí es cuando se nota quien es la heredera al trono. En estos días han encantado a todos. Los medios extranjeros destacaban su educación y su elegancia. Han devuelto el glamour a los Juegos, aseguraban.
Y es que la preparación de las hijas de los reyes no deja lugar a dudas. Tras tantos años en un plan muy discreto, casi sin apariciones públicas, ha sido la mayoría de edad de Leonor lo que ha dado el pistoletazo de salida. Ahora tienen entidad propia, agenda propia y hasta viajes de Estado. Las hijas de los reyes se preparan para lo que viene y Zarzuela tiene los planes delimitados. Una vez termine el verano continuarán sus respectivas formaciones. Pero, por el momento, queda mucho verano todavía.