Las dos caras de Charlene, de la falta de alegría a la euforia más absoluta en cuestión de minutos

Tras su sonada ausencia en el Baile del Centenario, la princesa Charlene se lo pasó en grande en el partido Inglaterra-Sudáfrica correspondiente a las semifinales del Campeonato del Mundo de Rugby

Montse Jolis

Periodista especializada en corazón y sociedad

Actualizado a 22 de octubre de 2023, 14:54

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Ver a Charlene (45 años) gritar de entusiasmo, alzar los brazos y agitarlos como si no hubiera un mañana y disfrutar de un espectáculo deportivo como cualquier hincha que se precie no es una imagen a la que estemos muy acostumbrados, pero ha sucedido y os lo vamos a contar.

Sucedió ayer en París, donde se está disputando el Campeonato del Mundo de Rugby, durante el partido que enfrentó a las selecciones de Inglaterra y Sudáfrica y que, finalmente, acabó con la ajustadísima victoria del equipo sudafricano por 15-16. Un triunfo que, como es natural, hizo explotar de alegría a Charlene, que aunque nació en Zimbabue, se crió en Johannesburgo y considera Sudáfrica como su país natal. Charlene estuvo acompañada del príncipe Alberto (65 años), quien, desde luego, no parecía muy entusiasmado con el partido, pese a ser un grandísimo aficionado al deporte.

Alberto y Charlene, muy serios en el palco del Estadio de Francia, en París.

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Empezó muy seria, pero luego todo cambió

Claro que no durante todo el partido las cosas estuvieron favorables a Sudáfrica, de modo que pudimos ver a una Charlene cariacontecida y tan seria como en ella es habitual. Muy distinta fue su actitud cuando, por fin, su selección se alzó con la victoria. Fue entonces cuando descubrimos a una Charlene totalmente desatada, que se abrazaba con otros invitados al palco y gritaba, eufórica, por el pase de la selección de Sudáfrica a la final del mundial, que tendrá lugar el próximo 28 de octubre, también en el Estadio de Francia, en París.

La princesa, desatada, abrazando a su compañero de palco.

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Ver a Charlene tan contenta es tan poco habitual en ella que no deja de sorprendernos. Tan solo cuando la hemos visto con sus hijos, los gemelos Jacques y Gabrielle, que cumplirán nueve años el próximo diciembre, a Charlene se le esboza cierta sonrisa de alegría.

Charlene, con los brazos en alto, celebra el triunfo de Sudáfrica.

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Es cierto que la princesa ha atravesado una durísima enfermedad de la que le ha costado mucho recuperarse, como lo es también que, de manera recurrente, se habla de crisis matrimonial con Alberto, que ellos siempre tratan de desmentir. Sea como fuere, a Charlene le cuesta mucho manifestar una felicidad que, seguramente, no siente.

Charlene, entusiasmada con su selección.

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La energía contagiosa que proporciona el deporte

Quizá por eso, hay que poner en valor la importancia que tiene el deporte, tanto practicarlo, como verlo. Charlene fue nadadora olímpica y el deporte, para ella, es una vitamina tan necesaria como lo es el comer o el respirar. Y como prueba, tenemos esta actitud de Charlene tan llena de energía que parece que le han puesto batería nueva.

La presencia de Charlene en este partido de rugby contrasta con su sonada ausencia del recientemente celebrado Baile del Centenario, en el que se conmemoraba los cien años del nacimiento del fallecido príncipe Rainiero, padre de Alberto. El Baile del Centenario estuvo presidido por Alberto, que estuvo acompañado por su hermana menor, Estefanía y dos de los hijos de esta, Louis Ducret, acompañado de su mujer Marie, y Camille Gottlieb.

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