"Seré una princesa a mi manera", confesaba Charlene Wittstock nada más casarse con Alberto de Mónaco. Y, desde entonces, la princesa ha seguido a rajatabla esta elección. Pero ha sido desde el nacimiento de sus Gabriella y Jacques, en diciembre de 2014, cuando la sudafricana ha reducido -quizá en exceso- sus apariciones públicas, tanto que ni siquiera acude al tradicional Gran Baile de la Rosa, la imponente gala anual que celebra Mónaco para dar la bienvenida a la primavera.
En la reciente entronización de Naruhito, un evento de relevancia mundial a la que acudieron decenas de mandatarios, jefes de estado y otras figuras reales de más de 190 países, se pudo ver a Alberto de Mónaco sin acompañante, algo que ha reavivado los rumores sobre sus ausencias y el hermetismo al que Charlene está sometida. Además de su fría y distante relación con sus cuñadas las princesas Carolina y Estefanía, los medios cada vez apuntan más a esta situación que, siendo una princesa, es poco común.
Por el momento, y a petición de Alberto II, su esposa acude por obligación al baile de la Cruz Roja en julio y a las fiestas de Santa Devota, patrona del principado, pero hace ya cuatro años que no hace acto de presencia en el Baile de la Rosa, un evento en el que se la espera año tras año. Además de eso, la última imagen conocida de la princesa Charlene es del pasado 11 de septiembre, cuando acompañaba a sus pequeños Jacques y Gabriella en su primer día en el colegio público Stella.
Una fecha tan importante como el estreno en un nuevo centro educativo merecía su asistencia, y el soberano tampoco dudó en acompañar a su familia. Los niños, por su parte, se mostraron tímidos y algo temerosos en un vídeo que difundió el palacio monegasco. Anterior a esta aparición, la familia al completo en un pícnic que ya se ha convertido en tradición anual, una cita en la que pudimos ver a una princesa de Mónaco seria y distante.
Durante todo el mes de agosto la pareja no fue vista compartiendo ningún momento juntos, y en julio solo hicieron acto de presencia en la gala de la Cruz Roja. En junio participaron en dos actos, por un festival de televisión. En mayo, otros dos, por la Fórmula Uno. Otro en marzo. Uno, dos actos máximo al mes.
A pesar de no haber asistido a la entronización de Naruhito, la exnadadora sí ha viajado a Japón para apoyar al equipo de rugby sudafricano, su país de origen, en el partido que lo enfrentó a la selección de Gales. Ella misma compartió en su cuenta de Instagram una imagen de los pequeños con su marido, pero lo cierto es que, a pesar de que el texto permite intuirlo, no hay muestra real de que ella estuviera allí.
Mientras su esposo mantiene su ritmo de trabajo sin descuidar su agenda oficial, la princesa Charlene continúa siendo una de las mayores incógnitas de la realeza europea. Nunca fue una royal al uso, pero en el último mes está siendo excesivamente propicio para que los rumores corran como la pólvora.
La pregunta es, ¿estará la esposa del soberano esperando un nuevo bebé o se trata de una crisis matrimonial de la que la princesa quiere pasar desapercibida? Sea como sea, las próximas semanas contemplan dos fechas muy importantes para la Casa Real monegasca: el Día Nacional de Mónaco, el 19 de noviembre; y el 10 de diciembre, día que celebrarán su quinto cumpleaños los pequeños Gabriella y Jacques. ¿Se dejará ver Charlene en alguno de estos dos acontecimientos?