Era hace unos días cuando Haakon y Mette-Marit publicaban a través de redes sociales unas imágenes en las que mostraban cómo estaban pasando su confinamiento, además de "abrirnos sus puertas" al comedor de su casa, donde el benjamín de la familia preparaba una cena de chili con carne.
La estampa sentados a la mesa nos recordaba a la que protagonizaron los reyes Felipe y Letizia con sus hijas hace dos Navidades. Las diferencias, más que evidentes. Mientras que los príncipes noruegos optan por un estilo escandinavo de líneas puras y sencillas, nuestros soberanos se decantan por una decoración más clásica.
El comedor de Felipe VI es un espacio más oscuro, en el que predomina la madera y con una decoración mucho más clásica. El espacio, ubicado en El Pabellón del Príncipe, cuenta con varios muebles llenos de historia que el soberano ha heredado de sus abuelos paternos, los condes de Barcelona. Allí come con su mujer y sus hijas, en una mesa redonda con sillas alrededor, un par de lámparas de cristales que cuelgan del techo y varios cuadros antiguos.
Por su parte, Mette-Marit y Haakon enseñaban un espacio en el que predominan colores claros y los elementos modernos. Tiene una mesa de madera en forma rectangular y algo baja, con dos sillones que sustituyen a las sillas. Desde el techo cuelga una lámpara de rafia y líneas muy sencillas. Las paredes están decoradas con un par de cuadros y algunas estanterías que sujetan marcos de fotos y piezas decorativas. La estancia está bañada por luz natural que entra por las ventanas.