El próximo 21 de julio Bélgica vivirá un día grande con motivo del décimo aniversario de la llegada al trono de Felipe y Matilde, una larga lista de actos conmemorativos que han inaugurado con nuevos retratos oficiales. La Casa Real belga ha difundido estas imágenes donde los monarcas posan vestidos de gala para el fotógrafo Michel Gronemberger en lo que parece el palacio de Laeken.
Conscientes del peso de este tipo de imágenes de carácter histórico, Matilde no ha dejado nada al azar. Acostumbrados a verla hacer frente a sus compromisos institucionales desde un perfil más discreto, ha llamado la atención la explosión de glamour que le ha acompañado es este posado donde, con permiso del rey, ha sido ella quien ha acaparado todo el protagonismo.
Preparada para una cena de gala de esas que se convierten en un desfile improvisado de tiaras, brillo y looks de alfombra roja, Matilde estaba sencillamente espectacular con un imponente vestido que ha rescatado del fondo de su armario.
A juego con la banda de la Orden de Leopoldo, la reina ha escogido el color buganvilla para este vestido firmado por Armani que estrenó en 2019 para la cena de gala que organizó en honor a los duques de Luxemburgo. Un impresionante diseño de escote corazón y falda plisada que destacaba gracias al cuerpo de gasa semitransparente cargado de cristales bordados que se ajustaba a la perfección a su silueta. Sin duda, un vestidazo solo apto para una reina.
Matilde se corona con la tirara de diamantes del Imperio belga
Como complemento destacaba una imponente tiara de diamantes. Se trata de la histórica pieza conocida como la del Imperio belga que representa las nueve provincias que componían Bélgica y de cuya parte principal salen once tallos triangulares cargados de diamantes de varios tamaños.
Se mandó a realizar en 1926 con motivo de la boda de la princesa Astrid con el rey Leopoldo y a lo largo de los años ha sufrido una gran transformación hasta llegar a su aspecto actual, mucho más grande y ostentoso. Según revela Vanity Fair, la tiara permaneció décadas en el joyero real a consecuencia de la muerte de la princesa en un accidente, pero fue la reina Fabiola quien la rescató para su boda con Balduino y desde entonces todas las monarcas la han lucido como su joya más preciada.
La tirara del Imperio belga es una de las favoritas de la reina Matilde y aunque en un principio optó por llevarla a modo de diadema en su versión más austera, en 2015 recuperó todo su esplendor para celebrar el 75 cumpleaños de Margarita de Dinamarca. Finalmente, acompañó la corona de sus icónicos pendientes art decó y anillo de diamantes y enorme zafiro.
Sin duda, un look de incalculable valor para el recuerdo que ha sido muy aplaudido por todos y refleja el peso de la corona belga.