Un año más tarde que la reina Letizia -que también celebra su cumpleaños este 15 de septiembre-, nacía el príncipe Daniel de Suecia. El esposo de la princesa Victoria, hija mayor de los reyes Carlos Gustavo y heredera al trono sueco, sopla 47 velas en uno de los momentos más dulces de su vida.
El que fue entrenador personal de a hermana Magdalena de Suecia cumplía el pasado mes de junio diez años de matrimonio con la que es la mujer de su vida, y madre de sus dos hijos: los príncipes Estelle y Oscar. Con el enlace, celebrado el 19 de junio de 2010 en la catedral de San Nicolás de Estocolmo, Daniel adoptaba el apellido Bernadotte de la dinastía real sueca.
Pero su historia de amor no fue tan sencilla. En el año 2001, Victoria y Daniel se conocían en uno de los gimnasios donde trabajaba, convirtiéndose en entrenador personal de la heredera al trono de Suecia. Un año más tarde iniciaron una relación que los padres de la princesa no aceptaron en un principio.
Sin embargo, siete años más tarde, el rey Carlos Gustavo les otorgaba el permiso para casarse, una aprobación que también venía dada por el Gobierno sueco. Fue el 24 de febrero de 2009 cuando la Casa Real anunciaba su compromiso matrimonial. Con motivo del décimo aniversario del enlace, el pasado mes de junio se compartían unas preciosas imágenes inéditas de aquel 19 de junio de 2010.
Tampoco el pasado del príncipe Daniel ha sido un camino de rosas. Poco antes de anunciarse su compromiso, el royal comenzaba a sufrir problemas renales que le obligaron a someterse, primero a un tratamiento de diálisis, y después a un trasplante de riñón, cuyo donante fue su propio padre, en mayo de ese mismo año .
"Es como si de repente volvieras a ver la vida en color, después de haberla visto en blanco y negro", confesaba el príncipe en una entrevista con TV4 tras superar la intervención. Sin embargo, y a pesar de que todo salió bien, Daniel continúa tomando inmunosupresores de por vida para evitar el rechazo de su nuevo riñón.
"Para mí fue solo por un corto período de tiempo, pero imagina estar así durante varios años sufriendo, o incluso morir", recalcaba en la citaba entrevista. Cada año cientos de personas hacen cola para obtener un órgano, y el esposo de la princesa Victoria pudo vivir de cerca algunas de esas historias personales. "En primavera, estuve pendiente del caso del hijo de un amigo que necesitaba un órgano, que finalmente no llegó a tiempo. Lo que quiero que se entienda es que puede tocarme a mí o a alguien que me importe mañana".
Su comprensión ha hecho que esté fuertemente involucrado con la donación de órganos. "¿Qué puede ser mejor que morir habiendo salvado la vida nada menos que hasta ocho personas? Solo pienso en todos estos padres frustrados, cuyos hijos están a punto de desvanecerse. Si yo mismo quisiera recibir un órgano en caso de que fuera necesario, debería estar dispuesto a darlo. Nada es más que devolverle la vida a alguien", indicaba.
[Imágenes: Kungahuset / Elisabeth Toll / Kungl. Hovstaterna]