La crisis del coronavirus azotó de manera directa a la Casa Real británica el pasado miércoles 25 de marzo. Clarence House confirmaba a los medios que el príncipe Carlos de Inglaterra había dado positivo en el test. A sus 71 años, el hijo de Isabel II tiene síntomas leves y se encuentra aislado en el castillo de Balmoral, en Escocia. Allí está pasando la cuarentena junto a su mujer, la duquesa de Cornualles, quien ha dado negativo.
Desde que se conoció la noticia, la Casa Real apenas había dado más detalles sobre el estado del príncipe. Hasta ahora. Clarence House ha compartido en sus redes sociales un vídeo en el que aparecen Carlos y Camilla -por separado, eso sí- aplaudiendo a todas las personas que se encuentran trabajando en estos momentos más duros. Una imagen que deja claro que el hijo de Isabel II se encuentra estable a pesar del positivo.
Según ha confirmado Clarence House, el príncipe Carlos ha vuelto a hacerse de sus tareas e incluso habría mantenido algunas reuniones vía teleconferencia o teléfono con otros miembros de la Casa Real, quienes también se encuentran recluidos. Todo ello mientras que Isabel II se aísla lo máximo posible.
La reina, que se trasladó al castillo de Windsor hace unos días, tan solo está teniendo durante esta cuarentena contacto con tres personas: su marido, Felipe de Edimburgo; su asistente personal, Angela Kelly; y su fiel mayordomo ‘Tall Paul’ (Paul el alto). Una medida con la que la monarca se blinda ante la posibilidad de contagio del coronavirus.
Al igual que ocurre con su hijo, pese al aislamiento, Isabel II continúa trabajando. La monarca ha mantenido una reunión telefónica con el primer ministro británico, Boris Johnson, quien también ha dado positivo. “La reina ha celebrado su audiencia semanal con el primer ministro por telefono. Su majestad, retratada esta tarde en el Castillo de Windsor, ha mantenido esta audiencia con el primer ministro durante todo su reinado”, compartió la Casa Real en su perfil de Instagram junto a la imagen del momento. Unas instantáneas que demuestran que la realeza británica sigue al pie del cañón a pesar del coronavirus.