Siempre solidaria con el deporte, la princesa Charlene de Mónaco reaparece tras sus vacaciones en un nuevo acto público, de nuevo, relacionado con una actividad deportiva. En esta ocasión, la mujer de Alberto ha acudido el pasado 19 de julio al Hipódromo de la Costa Azul, ubicado en la localidad francesa de Cagnes-sur-Mer, para asistir a la tercera edición del Premio Princess Charlène de Monaco - Charity Race. Un evento solidario en el que 14 asociaciones caritativas, cada una representando a un caballo, compiten por una buena causa.
Inundando de elegancia el evento un maxi vestido de gasa rosa con mangas abiertas y un pronunciado escote, Charlene asistió a la cita con una compañía que ni el propio príncipe Alberto hubiera podido mejorar. Y no fue otra que la de su pequeño Jacques de Mónaco, quien acaparó todas las atenciones de los medios y del público gracias a su espontaneidad y la ilusión que mostró en todo momento. Madre e hijo compartieron una jornada muy emotiva en la que la princesa continuó sus lecciones de solidaridad y ayuda al prójimo, valores que intenta inculcar a sus pequeños cada día.
Dos días antes de la cita ecuestre, el Yatch Club de Mónaco acogía el sorteo en el que se elegía qué jinete correría con cada fundación. Como resultado, el podio estuvo protagonizado por el caballo Fantasía de Ligny, cabalgado por Stéphane Cingland, quien se hizo con un primer premio de 10.000 euros destinados a la asociación Niños y Futuro. El segundo y tercer puesto fueron ocupados por Fresh News/Red-Cross Cagnes-sur-Mer y Fifi Impératrice/Coeur de Course, respectivamente, que hicieron ganar a las fundaciones que representaban unos premios de 6.000 y 4.000 euros. El resto de las once asociaciones restantes que también participaron en la carrera recibieron un cheque de 3.000 euros cada una.
Además de por su hijo, Charlene estuvo acompañada por su hermano, Gareth Wittstock. Sin embargo, se echó en falta a la pequeña Gabriella. Quizá podamos verla en la próxima aparición pública de la princesa.
Este ha sido el primer evento al que la princesa ha acudido después de sus vacaciones que, según algunos medios nacionales, las ha pasado en Grecia. Allí, además de tomarse unos días de descanso, la mujer de Alberto de Mónaco ha asistido a un evento muy importante para uno de sus mejores amigos -y ex entrenador personal-, Christios Fiotakis, el bautizo de su hijo, donde además de acompañarles se ha convertido en su madrina.