Que Charlene de Mónaco (45 años) es una apasionada del deporte no es ningún secreto, de ahí que no haya querido perderse la gran final del Masters1000 de Montecarlo que se saldó con la victoria de Andrey Rublev tras un apasionante partido contra Holger Rune. La princesa acaparó todo el protagonismo a su llegada al Montecarlo Country Club junto al príncipe Alberto y sus dos hijos, Jacques y Gabriella, quienes hicieron las delicias de todos los allí presentes con su naturalidad.
Para la ocasión, Charlene optó por uno de sus estilismos favoritos: el traje. La sudafricana estaba radiante con un tres piezas de color blanco firmado por Akris y cuyo precio supera los 3.000 euros. Compuesto por una clásica blazer de corte entallado, botonadura central y bolsillos con solapa, lo combinó con pantalones sastre de tiro alto y top con detalle de transparencias, también blanco. El resultado es un tejido refinado con elasticidad natural que mantiene su forma natural y no se arruga.
La mujer de Alberto de Mónaco recurría a un favorecedor, cómodo y atemporal estilo working girl al que nos tiene muy acostumbrados, ideal para la primavera y los días más cálidos. Un outfit tan versátil que es perfecto tanto para un día en la oficina, una jornada de compras o incluso un evento más especial.
Respecto a los complementos, muy lejos de apostar por los colores más vibrantes, máxima tendencia este 2023, Charlene recurría a salones de ante en color nude que combinó con cartera de mano blanca, a juego con el traje. Unas enormes gafas de sol con una llamativa forma de ojo de gato, de Salvatore Ferragamo, pusieron el toque chic a este look que remató coloreando sus labios y sus uñas de un intenso color rojo.
Charlene de Mónaco pendiente en todo momento de sus hijos
Muy atentos a todo lo que ocurría en la pista, Jacques y Gabriella, de ocho años, disfrutaron de lo lindo de esta jornada de tenis que compartieron con varios amiguitos. El pequeño, que estaba sentado entre su madre y su padre, no paraba de preguntar curiosidades a Charlene sobre lo que ocurría en la pista, mientras que la niña, con gesto más serio despertó las risas en el soberano.
Con estilismos a juego, Jacques copió el outfit de su padre con pantalón beige, americana azul marino y camisa blanca. Un vestido sin mangas azul con un original escote babero en forma de pétalos fue la elección para Gabriella, quien de la misma forma que Charlene no se quitó las gafas de sol en ningún momento.
Pasada la primera hora de juego, los niños abandonaron el palco dejando a sus padres más relajados para disfrutar de la recta final del partido. Con esta cita familiar, Charlene y Alberto zanjan por completo los rumores de mal rollo y distanciamiento entre ellos.