Un año más, la fastuosa Salle des Étoiles del Sporting de Montecarlo se ha engalanado para acoger el icónico Baile de la Rosa. Presidida por la princesa Carolina de Mónaco (68 años), esta multitudinaria fiesta donde el lujo y glamour conviven a la perfección con la solidaridad es una cita obligada para la familia monegasca. Una celebración a la altura que marca el inicio de la primavera.
Este prestigioso evento benéfico, creado en 1954 por la princesa Grace Kelly, se ha convertido en una tradición ineludible en el Principado. Una cita muy especial para Carolina de Mónaco y el resto de la familia Grimaldi. Pasadas las 21.30 horas, era la gran anfitriona la que aparecía junto a Christian Louboutin, su cuñada Charlene y su hermano Alberto. De cerca les seguían Carlota Casiraghi y Alexandra de Hannover, así como Andrea, Tatiana Santo Domingo y Beatrice Borromeo. Eso sí, ha llamado mucho la atención la ausencia de Pierre.
El Baile de la Rosa reúne en cada edición a los miembros de la familia Grimaldi con las personalidades más destacadas de la alta sociedad europea. Isabel Pantoja, Ágatha Ruiz de la Prada o Mar Flores, tuvieron la oportunidad de vivir de cerca esta icónica fiesta en el pasado. Una reunión exclusiva cuya recaudación millonaria se destina de manera íntegra a la Fundación Princesa Grace.
Uno de los detalles que marca la diferencia es que cada año la decoración sigue una temática concreta que debe estar presente en los estilismos de todos los invitados. El popular diseñador Christian Louboutin ha actuado de director artístico bajo un lema que este año responde al Sunset Ball (Baile al atardecer). Una escenografía repleta de detalles entre los que destacan los colores cálidos y las flores exóticas. De hecho, el príncipe Alberto ha llevado un sombrero muy florido a juego con la temática.
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Una vez dentro, hemos podido ver con detalle los impresionantes looks de gala que las mujeres de la familia Grimaldi han elegido para la ocasión. De la elegancia de Carolina y Charlene de Mónaco a la sofisticación de Carlota Casiraghi y Beatrice Borromeo. Pero si hay alguien que ha acaparado todos los focos esa ha sido Alexandra de Hannover.
De Carolina de Mónaco a Charlene: todos los looks de la noche
El Sporting Club de Montecarlo se ha convertido en una pasarela improvisada de alta costura en la que firmas como Chanel y Dior han vuelto a estar muy presentes. Carolina de Mónaco se ha alzado con el título de mejor vestida de la noche, seguida muy de cerca de su cuñada Charlene y de su nuera Beatrice Borromeo, quien parece que ha heredado la elegancia innata de la familia Grimaldi.
La gran anfitriona de la noche, Carolina de Mónaco, ha deslumbrado con un vestido de silueta tipo columna de color blanco con detalles de hilo plateado. De escote asimétrico, con un original drapeado en el hombro derecho y un enorme broche de brillantes, la princesa ha derrochado sensualidad. Peinada con ondas, llamaba la atención también una pulsera de oro que llevaba en la muñeca y unos espectaculares anillos con grandes perlas.
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La princesa Charlene tampoco se ha quedado atrás. Muy elegante, la mujer de Alberto de Mónaco ha triunfado con un original vestido negro de Dolce&Gabbana que destacaba por una sobrecapa de encaje verde y transparencias. Sin duda un modelo que ha llamado mucho la atención, también por su favorecedor escote palabra de honor. Un look de gala que la sudafricana ha acompañado con un bolso de mano dorado y unos impresionantes pendientes de diamantes y esmeraldas.
Otra de las presencias más aclamadas de la noche ha sido la de Carlota Casiraghi. La hija de Carolina es fiel a esta cita tan importante para su madre, una noche solidaria en la que ha contrastado con el resto de invitadas al optar por un vestido de color negro firmado por Channel compuesto por un corsé plagado de pedrería y falda con volantes.
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Con el rostro despejado, la filósofa ha optado por la sencillez y la sobriedad frente a la pomposidad de su hermana pequeña, Alexandra de Hannover. Y es que la hija pequeña de Carolina de Mónaco sorprendía a todos con un imponente traje rosa de Giambattista Valli. Un diseño de pasarela que llamaba mucho la atención por su pomposa falda de tul adornada con detalles florales. Sin duda, un look que gritaba "soy una princesa de cuento de hadas".
Tampoco faltaban a la cita Beatrice Borromeo y Tatiana Santo Domingo. La primera, que acudía sin su marido Pierre, ha presumido de magnífica relación con su cuñada Carlota. Respecto al look, ha vuelto a alzarse con el título de una de las invitadas mejor vestidas de la noche gracias a un vaporoso diseño de inspiración griega en un vibrante color rojo. Una pieza de Dior confeccionada en gasa con favorecedores plisados en el escote y originales mangas abiertas. Ha cerrado su estilismo con una trenza a modo de tiara que iba rematada con una coleta. Espectacular.
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Tatiana cerraba la lista con un diseño que reflejaba completamente el aire caribeño de la fiesta. Un vestido coral satinado con un sutil estampado floral de Erdem. La pieza, adornada con un lazo extragrande, lo complementó con un impecable moño bajo pulido y complementos plateados.
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Charlene de Mónaco, la gran incógnita del Baile de la Rosa
Cada edición es una incógnita quién acompañará a Carolina en el Baile de la Rosa. Durante años, Charlene de Mónaco se ha convertido en la gran ausente hasta hace un año cuando sorprendía a todos al acompañar a su cuñada y su marido en esta cita histórica. La princesa monegasca es una mujer nueva. Al fin ha conseguido hacerse un hueco en el Principado y cada vez se siente más cómoda en los diferentes actos públicos que preside. Prueba de ello es que ha dejado a un lado sus tiranteces con Carolina y cada vez es más a menudo ver la unión entre todos ellos.
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De hecho, este 2025 Charlene tampoco se ha querido perder esta importante cita familiar. Por eso la mujer de Alberto de Mónaco, a la que han regalado un precioso ramo de flores nada más llegar (al igual que a Carolina), ha sido una de las grandes protagonistas de la noche por segundo año consecutivo.
Más allá del derroche de lujo y esplendor, el Baile de la Rosa mantiene su esencia filantrópica. Todos los fondos recaudados se destinan a la Fundación Princesa Grace, que apoya a personas en situación de vulnerabilidad. Tras las actuaciones y la cena de lujo, se celebrará la tradicional subasta repleta de piezas de arte y artículos exclusivos.
El Baile de la Rosa es mucho más que una fiesta. Se ha convertido en un símbolo de glamour y solidaridad, un evento donde la realeza y el espectáculo se dan cita para dar vida a una noche inolvidable.