Han intentado frenarlos pero ha llegado el día. La entrevista de Meghan Markle y el príncipe Harry con Oprah Winfrey se ha emitido y es mucho más dura de lo que se esperaba (y ya es decir). La actriz y el nieto de Isabel II se han abierto en canal para la CBS y sus palabras van a traer mucha pero que mucha cola.
En los cebos a la entrevista, el matrimonio aparecía destapando el turbio funcionamiento de la casa real británica pero lo que estaba por verse es aún más fuerte. Meghan Markle ha contado a Oprah que la institución decidió que Archie "no sería un príncipe" y, por tanto, no tendría seguridad.
"Dijeron que él no iba a recibir seguridad, fue realmente difícil. Lo mantuvieron durante todo el embarazo y dije 'espera un segundo, 'cómo funciona?' Si el título va a ser lo que afecta su protección no vamos a vivir con esta máquina monstruosa a nuestro alrededor, nuestro hijo necesita estar a salvo (...) Cuando eres nieto de un monarca, cuando Carlos se convierta en rey, automáticamente Archie y nuestro próximo hijo serían príncipe o princesa ... no tienen derecho a quitárselo. Mientras estaba embarazada, dijeron que querían cambiar esto", le ha dicho la duquesa de Sussex a la presentadora.
Pero la verdadera bomba estaba por llegar, y es que Meghan ha afirmado que el propio Harry le reveló que en una conversación con un miembro de la familia de Isabel II le manifestaron "preocupaciones" por el tono de piel de Archie y lo que eso significaría. "¿Estás bromeando? ¿Una de las preocupaciones era el color de piel de Archie?", le ha dicho Oprah Winfrey y Meghan ha sido tajante: "Hubo preocupaciones y conversaciones sobre cómo de oscura podría ser la piel de Archie. Me lo transmitió Harry de las conversaciones que la familia tuvo con él".
Meghan Markle con lágrimas en los ojos ha explicado que durante su embarazo llegó incluso a plantearse el suicidio y que nadie, excepto su marido, le ayudó.