Beatriz de York está pasando una de sus semanas más difíciles. Mañana viernes 29 de mayo tendría que haberse celebrado su boda con Edoardo Mapelli. Un enlace cuyos preparativos le trajeron más de un quebradero de cabeza y que finalmente ha tenido que suspenderse debido a la crisis del coronavirus. Cuando decidió no contraer matrimonio con el multimillonario italiano Beatriz dejó claro que para ella lo importante era que la pandemia terminara lo antes posible por la salud de los ciudadanos y que su enlace pasaba a un segundo plano. Durante estas semanas la hija de Andrés de York y Sarah Ferguson ha estado muy activa en cuanto a ayudar a los más necesitados. Ha repartido comida y material sanitario junto a su madre y ahora hay que sumar algo más. La nieta de Isabel II ha roto su silencio en la misma semana en la que iba a pasar por el altar para hablar de uno de sus grandes sufrimientos más allá de la cancelación de su enlace.
Beatriz ha concedido una entrevista a la organización 'Made by Dislexia'. Una asociación que presta atención a los niños y jóvenes que sufren este trastorno del aprendizaje. Lo ha hecho recordando que desde niña ella también sufre dislexia, algo que muchos todavía no sabían porque es algo que siempre ha llevado con discreción. Pero ahora ha decidido cambiar su estrategia y dar visibilidad a este tema. La prima de los príncipes Harry y Guillermo de Inglaterra ha confesado que de pequeña sufrió mucho pese al apoyo que recibió. “Tuve suerte porque en el colegio me apoyaron, pero el día a día era muy complicado”, ha revelado. Ha destacado un recuerdo de la escuela de lo más ilustrativo. “Teníamos libros de diferentes colores de acuerdo a nuestro nivel de lectura y a mí siempre me correspondía el blanco. A mis amigos les tocaba el amarillo o el verde, que quería decir que iban más adelantados”, algo que a ella le hacía sentirse inferior. “Solía pensar que no era lo bastante lista y me preguntaba por qué no era como los demás”, ha dicho.
Si por algo ha decidido contar este sufrimiento es para animar a quienes tienen este trastorno a tener una actitud lo más positiva posible. “Si pudiera decirle algo a mi yo del pasado sería que no dejara que esos malos ratos en el colegio le afectasen, porque son lecciones de vida. Esos aprendizajes te hacen ser como eres. No es algo malo, es una parte genial de cómo funciona tu cerebro”, son las palabras con las que la hermana de Eugenia de York ha destacado la parte positiva. Ahora no se siente mal al tener dislexia y lo ve como que “miramos las cosas de manera distinta y encontramos soluciones nuevas para hacer las cosas. Somos experimentales y emprendedores”, ha concluido demostrando que dándole la vuelta a una situación a priori negativa, todo es mejor.